Lucha con sus propias manos contra la contaminación de Xochimilco

8 febrero, 2022 11:09 pm

México.- Entre el silencio, el aire frío y los claroscuros del alba, Omar Menchaca rema sobre los canales de Xochimilco, uno de los últimos vestigios del México prehispánico, protegiéndolo con sus propias manos de la contaminación que dejan miles de visitantes.

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Al paso de su kayak monoplaza, garzas y pelícanos alzan el vuelo entre la bruma matinal, suspendidos sobre las aguas. Hacia el sur, los 5,000 metros de altura del volcán Popocatépetl, ubicado entre Ciudad de México y Puebla, coronan la escena.

Menchaca, de 66 años, parece remar muy lejos de la red de autopistas que rodea a la capital mexicana y sus nueve millones de habitantes.

“El periférico está a solo 600 metros”, sonríe este jubilado delgado, quien dejó su auto en el estacionamiento del embarcadero después de salir antes del amanecer de su casa en Coyoacán, un barrio de Ciudad de México.

Regularmente, Omar deja sus remos para recoger con sus manos basura, residuos, botellas y empaques que flotan en la superficie del agua en medio de flores acuáticas.

Venía a este lugar porque aquí hacía mis entrenamientos para mis competencias”, recuerda este veterano campeón de atletismo. “Con el tiempo empecé a notar desgraciadamente que los canales estaban cubiertos de basura”.

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La canoa prosigue su camino a orillas de las chinampas, una suerte de huertos flotantes.

Xochimilco, sus canales y chinampas son una última huella del México-Tenochtitlan prehispánico, un entramado de islas e islotes sobre el lago de Texcoco, que se ha ido secando con el paso de los siglos. En 1987, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.





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