AFP
“La vida en Culiacán prácticamente feneció”, dice a la AFP el chef Miguel Taniyama, dueño de este restaurante de comida méxico-japonesa, quien batalla para pagar servicios, renta y sueldos ante la falta de clientes.
Masacres, desapariciones forzadas, bloqueos de vías y quema de vehículos han dado al traste con la actividad económica de esta ciudad de 800.000 habitantes, cuna del cártel de Sinaloa fundado por Joaquín “Chapo” Guzmán y su compadre Ismael “Mayo” Zambada, presos en Estados Unidos.
La guerra explotó el 9 de septiembre, tras revelarse detalles sobre la rocambolesca captura de Zambada, presuntamente secuestrado y llevado en un avión privado a Nuevo México (Estados Unidos) por Joaquín Guzmán López, hijo del “Chapo”, el pasado 25 de julio.
La lucha entre “Chapitos” y “Mayos” ha dejado más de 400 asesinatos y cientos de desaparecidos, según la fiscalía del estado de Sinaloa, cuya capital es Culiacán.
Y el balance sigue empeorando. Trece personas murieron durante la noche del miércoles al jueves, informó la prensa local citando a un responsable de seguridad, Leoncio Pedro García Alatorre. Un restaurante Sushi Ranch fue atacado.