Agenda ciudadana por los árboles
Eduardo Pineda
El árbol como elemento integrador del bosque urbano es indiscutiblemente la herramienta no estructural más importante para mitigar los efectos negativos que está generando el cambio climático. La suma de todos los árboles, ya sean de dominio público, semipúblico o privado, conforman el bosque urbano de las ciudades y cada uno de esos elementos deben ser conservados íntegramente, para que en su conjunto podamos beneficiarnos de los servicios ecosistémicos que generan.
Ya hace mucho tiempo que se dejó de emplear el término “árboles ornamentales”, debido a que lo estético, si bien no es una cualidad menor, sí es menos significativo al analizar el amplio listado de beneficios que generan. El árbol urbano hoy, es sinónimo de salud pública.
La arboricultura es la disciplina que tiene como objetivo el cuidado de los árboles urbanos y periurbanos, los arboristas trabajan con los grupos de árboles de las ciudades y se integran al trabajo colectivo de las comunidades desde la investigación y acción sobre las áreas verdes que, de manera fundamental conforman núcleos de identidad y convivencia social.
Por otro lado, el silvicultor urbano o arborista, tiene su tarea en el bosque urbano gestionando no solo la flora sino la fauna, el recurso hídrico, la recreación, la administración y un largo etcétera. En la actualidad lamentablemente la arbolicultura y silvicultura son actividades poco profesionalizadas. La causa fundamental es la falta de educación formal en el país, ya que no existe ninguna universidad que tenga una facultad en la que se puedan formar profesionales en estas materias. Pero, si es posible que aquellos hombres y mujeres interesados genuinamente en el trabajo por las áreas verdes de las ciudades se preparen y capaciten para desempañar esta labor que es cada vez más urgente.
Kahlil Gibran, pesador y escritor, de manera retórico y acertada decía: “Los árboles son poemas que la tierra escribe en el cielo”, y es suficiente con salir a caminar por la ciudad y mirar hacia arriba, podemos notar que los sitios arbolados son mucho más bellos que aquellos que carecen de sus colores, formas y aromas. De manera que, además de los servicios ambientales, también juegan un papel importantísimo en la calidad emocional de los individuos y de los colectivos humanos.
La relevancia de los arboristas es innegable, su pertinencia en ciudades que crecen avasalladoramente, también y el trabajo que realizan día a día debe ser reconocido; ellos, nos proporcionan los conocimientos para acrecentar, mantener y rescatar a nuestros compañeros del paisaje urbano que además de regalarnos muchas formas de vida digna, nos ayudan a soportar el crecimiento acelerado de las manchas urbanas.
Orlando Larios es una de estas personas que han decidido dedicar su vida al trabajo con los árboles de la ciudad, como miembro de la Agenda ciudadana por los árboles y las áreas verdes, conduce sus esfuerzos para hacer de la ciudad de Puebla un lugar más saludable, hermoso y cómodo para vivir.
Eduardo Pineda
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