
¿Conoces la historia de la Procesión de Viernes Santo?
Redacción
La Procesión del Viernes Santo es una tradición religiosa arraigada en muchas culturas alrededor del mundo, especialmente en países de tradición cristiana.
Este evento es una representación simbólica del sufrimiento y crucifixión de Jesucristo y tiene siglos de historia, evolucionando desde prácticas medievales hasta convertirse en elaborados desfiles de devoción y arte religioso.
El origen de las procesiones se encuentra en las representaciones dramáticas conocidas como “misterios” en la Europa medieval, donde se escenificaban episodios de la Biblia. Con el tiempo, estas representaciones se trasladaron de los teatros a las calles, adaptándose como procesiones penitenciales.
En estas manifestaciones públicas de fe, los participantes portan imágenes y pasos (esculturas) que representan escenas de la Pasión de Cristo, acompañados por música solemne y cánticos.
En regiones como España y América Latina, la procesión del Viernes Santo adopta características únicas. Por ejemplo, en Sevilla, los pasos son auténticas obras maestras de arte religioso, y los cofrades visten trajes tradicionales mientras recorren las estrechas calles de la ciudad.

En América Latina, ciudades como Antigua Guatemala también se destacan por sus alfombras de colores brillantes hechas de aserrín, flores y otros materiales, las cuales adornan el recorrido de la procesión.

El sentido de la procesión trasciende lo histórico y artístico. Es un momento de reflexión y conexión espiritual para miles de creyentes que buscan revivir el sacrificio de Cristo y meditar sobre sus enseñanzas. A lo largo de los siglos, las procesiones han mantenido su relevancia, adaptándose a los cambios sociales y culturales mientras preservan su esencia religiosa.
La historia de la Procesión de Viernes Santo en Puebla
Desde sus inicios, la Procesión fue concebida como un acto solemne que seguía el modelo europeo, adaptándose al contexto local. Los franciscanos aprovecharon la geografía del cerro de San Cristóbal para recrear el Calvario, lo que dio un carácter único a esta tradición.
Durante siglos, la procesión fue un evento central en la vida religiosa de Puebla, pero su realización se interrumpió en el siglo XIX debido a las Leyes de Reforma, que restringieron las manifestaciones públicas de fe.
Fue hasta 1992 que un grupo de fieles, con el apoyo del arzobispo de Puebla, retomó esta tradición, dándole un nuevo impulso y adaptándola a los tiempos modernos.

Desde entonces, la procesión ha crecido en relevancia, atrayendo a miles de personas que recorren las calles del centro histórico de Puebla acompañando imágenes religiosas de gran significado, como el Señor de las Maravillas y Jesús Nazareno.