
En la comunidad indígena de San Pedro Cuitlapan, Guerrero, se celebró recientemente una boda simbólica entre una niña de 14 años y un niño de 13, desafiando la legislación vigente que prohíbe el matrimonio infantil en México. A pesar de que desde 2022 el Código Penal estatal sanciona estas uniones con penas de hasta 15 años de prisión, el evento fue llevado a cabo como una fiesta social, según confirmó la Secretaría de la Mujer de Guerrero.
En videos difundidos en redes sociales se observa a los menores vestidos como novios, bailando un vals junto a sus familias. Aunque la boda no fue legal ni religiosa, evidenció una práctica persistente en comunidades indígenas, donde este tipo de acuerdos familiares se justifican como parte de los usos y costumbres.
Activistas locales, como Herlinda Tiburcio Cayetano, han denunciado reiteradamente estos casos, señalando incluso la compraventa de menores para contraer matrimonio, tanto en Guerrero como en el extranjero. Sin embargo, las autoridades no han emitido ningún posicionamiento oficial sobre el caso reciente.
El matrimonio infantil, aunque prohibido por ley, sigue normalizándose en algunas regiones del estado, reflejando la falta de intervención efectiva por parte del Estado mexicano.