Opinión

Los primeros 75 años

6 junio, 2025 9:01 pm
Eduardo Pineda

—Con agradecimiento muy especial a la revista Tiempo Universitario, Año 2, Núm. 4, del 25 de febrero de 1999, por los datos históricos y la generosidad de compartirlos—.

Al aprobar el H. Consejo Universitario la creación de la Escuela de Físico Matemáticas, en febrero de 1950, la entonces Universidad Autónoma de Puebla, sin duda, ingresaba a los umbrales de la ciencia moderna. En dicho acto, el entonces rector de la institución, Horacio Labastida, sintetizó en unas cuantas frases la relevancia histórica de tal decisión: “Para tener un concepto científico y moderno del mundo, es necesario el estudio metódico y concienzudo de las matemáticas y de la física nuclear, dado que estas ciencias han tenido un desarrollo extraordinario en los últimos años, modificando radicalmente la mayor parte de las ideas científicas anteriores… Si nuestra universidad no proporciona esta enseñanza vive ignorante y retrasada… Para solucionar este problema se ha pensado en la creación de la Escuela de Físico-Matemáticas que ahora propone”

Al expresar el entonces rector que el desarrollo extraordinario de la física nuclear y de las matemáticas estaba “modificando radicalmente la mayor parte de las ideas científicas anteriores”, no estaba diciendo otra cosa que la humanidad se estaba enfrentando a un nuevo paradigma en las ciencias, adelantándose así varios años a Thomas S. Kuhn, quien en su libro La Estructura de las Revoluciones Científicas —escrito en 1962—, bautizaba como paradigma en las ciencias a todas aquellas grandes realizaciones científicas que nos permiten crear modelos de interpretación de la realidad. Tenemos, por ejemplo, los modelos creados por las revoluciones científicas generadas por Nicolás Copérnico, Isaac Newton, Galileo Galilei y Albert Einstein.

En ese sentido, pues, al crearse la Escuela de Físico-Matemáticas, la máxima casa de estudios en Puebla no sólo daba un gran paso tendiente a su modernización académica sino, decidía de manera audaz dar un gran salto hacia el nuevo paradigma científico que ya se había impuesto en el mundo

Luis Rivera Terrazas, prominente científico y luchador social —sin duda, el alma de tal iniciativa— quien, acompañado por un grupo de prominentes personalidades como el Ing. Joaquín Ancona Albertos, decide crear una escuela que contribuyese de manera decisiva a la formación de científicos mexicanos que estuviesen a la altura del desarrollo alcanzado por la física y las matemáticas en el siglo XX y, sobre todo, insistimos, una escuela que le permitiese a la Universidad  colocarse a la altura de los avances científicos de la época.

El rector Horacio Labastida, en la sesión del Consejo Universitario que comentamos, después de afirmar que el proyecto de creación de la Escuela de Físico-Matemáticas no era “un proyecto improvisado”, sino un proyecto bastante meditado y maduro, formulado por un especialista tan competente como es el Ing. Luis Rivera Terrazas. Agregó que el susodicho proyecto “fue presentado al doctor en Ciencias Físico-Matemáticas Carlos Graef Fernández, quien lo encontró “excelente y muy completo”.

Al elogiar en esos términos al Ing. Rivera Terrazas, Labastida Muñoz no hacía otra cosa que externar un reconocimiento justo al principal impulsor del proyecto que hoy celebra 75 años de existencia y éxito, quien por esa época prestaba sus servicios en el Observatorio Astronómico de Tonantzintla, y ya se había distinguido por su acucioso espíritu científico, y, sobre todo, por su sueño en crear en Puebla una institución que formase científicos mexicanos a la altura de las exigencias de los tiempos. Es imposible, en síntesis, separar la génesis de la Escuela de Físico-Matemáticas de la entusiasta participación de Luis Rivera Terrazas y del grupo de personalidades que le acompañó en dicho proyecto, los primeros estudiantes de la FCFM fueron: Virgilio Beltrán López, Arnulfo López Amado, Augusto Moreno Moreno, Eugenio Ley Koo, Germán Martínez Hidalgo, Ingrid Cederwall, Lia Ancona y Rafael García Juárez. Desde luego, en el surgimiento de dicha unidad académica intervinieron otros factores más complejos, de índole nacional y estatal. Tal como observa Rodolfo Reyes: “El nacimiento de la Escuela de Físico-Matemáticas no es un fenómeno aislado, que pueda explicarse por el simple entusiasmo de un pequeño número de personas; ese mismo entusiasmo obedece a razones históricas”. Entre tales, se destaca el periodo Cardenista, durante el cual nace una importante corriente nacionalista, basta señalar que en esa época se expropió el petróleo y se fundó el Instituto Politécnico Nacional. La Escuela de Físico-Matemáticas, en síntesis, surge en ese contexto del Cardenismo y la posguerra que había traído científicos prominentes a Estados Unidos.

En 1954, por acuerdo del H. Consejo Universitario, pasa a convertirse en Facultad. Es de señalarse que en este tiempo la organización de la Universidad de Puebla no contaba con los grados de maestro y doctor que hoy se exigen para convertir una escuela en facultad, sin embargo, de acuerdo con la ley orgánica de 1941, se consideraban facultades a las escuelas que otorgaban el grado de licenciado.

Así, contando una breve parte de la historia y escuchando a Gabriel Kantún, actual director de la Facultad celebrada en este 2025, me complace presentar una charla al respecto con él.

Eduardo Pineda

eptribuna@gmail.com





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