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Paramount vs. Netflix: la guerra por Warner desata un terremoto político y corporativo en Hollywood

8 diciembre, 2025 3:06 pm

Redacción

En Hollywood están acostumbrados al drama, pero pocas veces el guion corporativo ha ofrecido un suspenso tan trepidante como la batalla por quedarse con Warner Bros. Discovery (WBD). El lunes, Paramount Skydance decidió patear la puerta: lanzó una oferta pública de adquisición hostil de 108.400 millones de dólares —sí, leyó bien— para quedarse con todo el conglomerado, desde Warner Bros. y HBO Max hasta canales tradicionales como CNN, TNT y Discovery. Una jugada que, además de arriesgada, es profundamente política.

La ofensiva de Paramount llega apenas tres días después de que Netflix anunciara un acuerdo ya aprobado por ambos consejos de administración para adquirir los estudios y el negocio de streaming de Warner por 83.000 millones de dólares. Una transacción histórica que promete reordenar la industria del entretenimiento… siempre y cuando sobreviva al escrutinio de las autoridades regulatorias estadounidenses. Y ahí entra la política, ese viejo fantasma que nunca se aleja de los grandes negocios.

Paramount, encabezada por David Ellison —sí, el hijo del fundador de Oracle, Larry Ellison, uno de los hombres más ricos del mundo—, quiere quedarse con todo WBD. Su oferta en efectivo de 30 dólares por acción parece, en papel, más atractiva que la de Netflix. Pero aquí no se comparan manzanas con manzanas. Netflix va por los estudios y el streaming. Paramout, por el paquete completo, incluidos los canales de cable que siguen generando ingresos, pero cuya rentabilidad futura es cada vez más incierta.

La movida de Ellison, sin embargo, tiene el respaldo que importa: dinero. Mucho dinero. Además del capital familiar, la oferta cuenta con el apoyo de RedBird Capital, Bank of America, Citi, Apollo Global Management y, atención, inversiones provenientes de Jared Kushner —el yerno del presidente Trump— y fondos soberanos de Arabia Saudita y Catar. En otras palabras, poder financiero y político alineado detrás del mismo interés.

El presidente Trump ya advirtió que participará en la revisión del acuerdo con Netflix: “Podría ser un problema”, dijo el domingo. Aseguró que la empresa tiene una cuota de mercado enorme y que la adquirir Warner agravaría ese dominio. Un guiño claro para quienes entienden que, en Washington, las decisiones regulatorias no se toman en el vacío.

Y si Paramount lograra quedarse con WBD, añadiría a su cartera mediática nada menos que CNN, que se uniría a CBS. Dos grandes cadenas informativas bajo propietarios con estrecha cercanía con el presidente. Para quienes valoran la independencia editorial, esa posibilidad enciende alarmas.

Netflix, por su parte, argumenta que el mercado del entretenimiento es mucho más amplio y que compite no sólo con estudios tradicionales, sino también con Amazon, Apple, YouTube, TikTok e incluso plataformas de videojuegos. Esa será su línea de defensa ante los reguladores.

La historia, no obstante, tiene un ingrediente adicional: romper el acuerdo con Netflix costaría a Warner una penalización de 2.800 millones de dólares; si el fracaso viniera por parte de Netflix debido a regulaciones, la plataforma tendría que pagar 5.800 millones. Un “costo de salida” que, por sí mismo, influye en cualquier decisión.

Paramount acusa al consejo de Warner de dirigir el proceso hacia Netflix. Warner responde que ha cumplido rigurosamente con sus obligaciones. En medio del fuego cruzado, el mercado observa, inquieto, cómo se despliega un enfrentamiento que podría redefinir el ecosistema mediático global.

El desenlace aún está lejos. Pero una cosa es clara: Hollywood ya no escribe sus propios finales. Eso lo hace Wall Street… y cada vez más, la Casa Blanca.





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