Alerta roja por tercera ola
La tercera ola mexicana y poblana de COVID-19 puede ser letal debido a estos 10 elementos:
Cuando se presentaron la primera y segunda ola había cierto control de la población por parte de los gobiernos federal y estatal.
Mediante los semáforos y los decretos, los ciudadanos medianamente cumplieron, sobre todo quienes pudieron hacerlo: la clase media trabajadora y emprendedora que pudo quedarse en casa aunque fuera de forma parcial.
Pero también el año pasado, entre marzo y mayo y el fin de diciembre, la economía pudo paralizarse y la movilidad se frenó obligatoriamente.
En fin, el caso es que el Estado mexicano tuvo a su alcance instrumentos para frenar mediana y parcialmente la movilidad.
Pero hoy, las actividades económicas no pueden seguir detenidas; la gente está harta -con o sin razón- y no puede soportar más encierro.
Pero además, tampoco puede mantenerse la educación a distancia dada su debilidad y escasa eficiencia.
El retorno a la escuela, sin embargo, reflejará las diferencias sociales: quienes pueden mantener a las bendiciones en casa, lo harán. Pero los más vulnerables y pobres, no podrán.
La gente se confió de la caída de casos y letalidad entre marzo y junio de 2021 y se volcó a las playas, abandonó la casa y abarrotó centros comerciales. El saldo: volvieron a saturarse los hospitales y a reconvertir a COVID-19 los que se habían vuelto a convertir.
El riesgo es mayúsculo: jóvenes y adultos jóvenes están en mayor peligro; la Cansino no protege a los profes y la vuelta al colegio será un caldo de cultivo.
Estamos frente a una oleada que si bien se espera sea la última grave, puede resultar de dimensiones catastróficas.
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