Cenizas del “Padre Nacho” se quedarán en Puebla
Pilar Bravo
Puebla, Puebla.- El deceso del “Padre Nacho” impactó sin duda a la comunidad católica de Puebla a la que sirvió en diferentes parroquias, pero también fue conocido por su ejercicio como historiador, catedrático y comunicador.
Aunque se sabía de su enfermedad (cáncer) con la que batalló varios años, finalmente descansa y se quedará en Puebla en la Parroquia de Nuestra Señor del Camino, donde este día tuvo misa de cenizas presentes y donde quedarán depositadas sus cenizas.
Desde hace tiempo la Colonia Leonesa, aún en vida le ofreció un espacio a quien fue su párroco, por eso se queda en Puebla y no en Teziutlán.
El padre González Molina, “padre Nacho”, como era conocido, nació el 19 de septiembre de 1944 en Teziutlán, Puebla. Sus padres don Ignacio González Cruzado y doña Josefina Molina.
Recibió la ordenación sacerdotal el 7 de mayo de 1977 en la Compañía de Jesús. Orden en la que sirvió en colegios en Saltillo, y fue muy cercano a los obreros. Obtuvo la licenciatura en historia en la Universidad Iberoamericana (Santa Fe). En Puebla, fue maestro en el Instituto Oriente y en la Escuela Libre de Derecho. También fue profesor de Historia de la Iglesia, en el Seminario Palafoxiano.
Colaboró en diversos noticieros como Tribuna; escribió artículos para El Universal, Milenio y La Opinión; y por años condujo el programa radiofónico “Suave patria”, por SICOM. También escribió la columna “Mexicanidades”, para el Semanario Koinonía y otros medios impresos.
En la vida de caridad, ayudaba a las damas Vicentinas y enviaba apoyos a comunidades necesitadas de la Sierra Norte.
En Puebla sirvió como Vicario en la parroquia de Nuestra Señora de la Esperanza (Las Ánimas) y Rector del Templo de Nuestra Señora del Camino. Posteriormente y hasta el presente, ejerció su ministerio como Rector de Nuestra Señora de Guadalupe, en la unidad habitacional San Jorge.
Expresamos nuestras condolencias a sus familiares y a quienes fueron sus feligreses; asimismo, elevamos nuestras oraciones para que Jesús Divino Maestro le conceda el premio eterno por sus años de servicio y entrega a la Iglesia.
