Puebla
Coinciden académicos y activistas en el uso del lenguaje inclusivo
Liliana Tecpanécatl
En el año 2000, el presidente de ´México, Vicente Fox, hizo historia. Sí, por echar al PRI de los Pinos, pero también por ser el primer personaje público en el país que comenzó a utilizar el lenguaje inclusivo.
Hasta nuestros días, esta práctica lo mantiene en la memoria del colectivo nacional más que cualquier otro de sus actos de gobierno. Entorno del “chiquillas y chiquillos” de Fox, hubo polémica, parodias, críticas y cualquier clase de juicios. Pero su uso, llegó para quedarse.
Para la doctora Claudia Alonso González, responsable del programa de género del Instituto de Derechos Humanos Ignacio Ellacuría, de la Ibero Puebla, el uso del lenguaje inclusivo, nos permite integrar sociedades igualitarias y justas, bajo la máxima del pensador Jacques Lacan de que “lo que no se nombra, no existe”.
“Es un paso muy importante para la construcción de sociedades igualitarias, ya que cuando no lo hacemos, cuando aplicamos un lenguaje sexista, estamos dejando en segundo plano, a las mujeres y a las personas de la diversidad sexogenérica, el lenguaje es un filtro que nos ayuda a mostrar la realidad y lo que no se nombra no existe”.
Tuss Demián Fernández, activista y licenciado en Lenguas Modernas, coincidió con la académica, en que el rechazo al uso del lenguaje inclusivo va más allá de intentar ser riguroso o formal en la aplicación de las reglas del habla. El problema no es de gramática, sino de discriminación.
Se trata en el fondo de la necesidad de invisibilizar a un grupo de la población, de rechazarlo, de borrarlo, consciente o inconscientemente; porque no acepto su existencia. Sin embargo, el respeto a la identidad genérica de las personas, realmente incide en su calidad de vida.
“El hecho de respetar una identidad tiene una incidencia en el espacio personal y público de otra persona, cuando me niegas la identidad me siento no reconocido y eso deja heridas, limita tu espacio seguro, porque al resto de las personas nadie les limita su nombre o su identidad, debe ser algo natural, normal”.
Ambos concluyeron que el lenguaje inclusivo es una práctica que va más allá de la moda y aunque el tiempo en que su uso llegue a normalizarse podría abarcar décadas, es una tendencia irreversible.
Así mismo, no solo se trata de modificar los pronombres o de cambiar la última letra de los adjetivos. Consiste en utilizar palabras, expresiones o conceptos universales que visibilicen a todas las identidades., y es que en estos tiempos,todas las reglas sobre el uso del lenguaje deben partir del respeto y la justicia.
