Especiales

Cuarta entrega de la serie: La realidad de la contaminación del agua en Puebla

21 octubre, 2024 10:25 am
Liliana Tecpanecatl

 

En los últimos 30 años, el río Atoyac y su saneamiento se han incluido en las agendas de políticos y gobiernos de todos los niveles. El tema ha sido objeto de esperanzadoras promesas de campaña y rimbombantes proyectos de gobierno. No obstante, poco, por no decir nada, se ha avanzado al respecto.

Así lo señaló Verónica Mastretta, fundadora de “Dale la cara al Atoyac”, organización encaminada a construir soluciones para el saneamiento del río, desde el ámbito de la sociedad civil. De acuerdo a la activista, la clave para lograrlo está en la coordinación y es el gobierno estatal, quien debe asumir la batuta.

Sobre todo porque actualmente, cada orden de gobierno tiene reglas distintas para una misma cuenca hídrica. El río Atoyac, precisó la ambientalista, es una unidad y todos sus problemas deben afrontarse desde esa concepción y no a través de esfuerzos aislados como se ha hecho hasta ahora.

“Lo más importante es que la gobernanza de la cuenca, la gobernabilidad de la cuenca ha estado suelta, no ha estado articulada por el actor que lo puede articular que es el gobierno del estado, al figura que tiene que ser líder en esto sí creo que tiene que ser la de un gobernador, que puede articular hacia abajo con todos los municipios homologando sus reglas, por que cada uno tiene sus propias reglas para un a misma cuenca, que es una unidad ambiental”.

Reglas, hay. Inversión, se ha realizado. Capital humano para desarrollar soluciones, no falta. La voluntad de hacerlo desde una perspectiva global, ha sido la falla. Arturo Maotse Pérez Lugo, presidente del Comité de Sustentabilidad y Medio Ambiente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación, Canacintra, coincide con esta idea.

La actividad industrial ha sido señalada como una de las principales causas de la contaminación del río Atoyac y por eso desde Canacintra, dijo el empresario, llevan décadas apretando la tuerca a las diferentes factorías para que acaten las leyes en materia de regulación ambiental.

Aunque no precisó cifras, el empresario indicó que “la mayoría” de las empresas adheridas a Canacintra cumple con las normas en cuanto a saneamiento y reutilización del agua y las que no, es porque están en vías de ajustar sus procesos.

“El tema ecológico es un pilar ya muy fuerte en la industria y te puedo decir que el 90 por ciento lo está cumpliendo y este 10 por ciento no es que no lo esté cumpliendo sino que más bien está transicionando con el reuso de su agua, entonces creo que vamos por un buen camino, la industria regulada sí está muy fuertemente vigilada”

¿Entonces qué pasa?, no hay supervisión suficiente; cada municipio, de los más de setenta que integran la cuenca del Atoyac, tiene sus propias reglas; y en un país como México en donde no hay algo que no se resuelva a través de la corrupción, las empresas que operan en el marco de la clandestinidad, llevan mano.

“Hay que recordar que mucho del tema de contaminantes en el río viene de la industria no regulada, de la industria que obviamente no está con nosotros y que no tiene como esa rigidez, sino más bien que se están cómo ocultado y que es como algo no regulado, que no los encuentran”.

Algo similar ocurre con aquellos comités de agua, que están prohibidos pero que sí existen, y que se han convertido en cotos de poder que lejos de contribuir al cuidado del agua, entorpecen la actividad de los órganos reguladores. Escudados bajo “el uso y las costumbres”, este tipo de organizaciones operan al margen de la ley y atentan contra las instituciones, apuntó Verónica Mastretta.

“No puede ser que escudados en usos y costumbres, se vuelvan un poder fáctico y ayuntamientos paralelos dando el servicio sin ningún orden ni concierto, entonces, si los van a permitir sí, pero pónganles reglas del juego, de esa figura hay que tener mucho cuidado con ella, sobre todo para tratar de ordenar lo que haya y no decir bueno como son juntas auxiliares o son comités de agua, porque hay un riesgo social”.

Tanto la iniciativa privada como las organizaciones civiles, coinciden que en el reto del sanear la cuenca del Atoyac el punto de quiebre es la coordinación entre los diferentes órdenes de gobierno y los distintos sectores de la sociedad: activistas, empresarios, academia y habitantes en general.

Se requiere inversión, se requiere ciencia, tecnología y un trabajo muy meticuloso en cuanto a socialización de un proyecto, generación de políticas públicas que lo apuntalen y la rigurosa aplicación de la ley. ¿Estaremos en la antesala de concretar el saneamiento del río Atoyac?. De eso hablaremos en nuestra próxima entrega.





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