El maltrato infantil provoca secuelas a largo plazo
Redacción.- Aunque el maltrato infantil se asocia comúnmente con consecuencias inmediatas como lesiones físicas e incluso la muerte, las diversas formas de maltrato pueden tener secuelas a largo plazo en el desarrollo cerebral de los niños y las niñas.
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Específicamente en regiones altamente involucradas con el desenvolvimiento escolar, profesional y social de una persona, señala el coordinador académico de la Maestría en Neuropsicología del Centro de Enseñanza Técnica y Superior (CETYS), Arturo Ron Grajales, en entrevista para el periódico El Mexicano.
La experimentación de maltrato trae consigo una respuesta del organismo que conocemos como estrés, esta respuesta es natural y nos permite lidiar con situaciones amenazantes o desafiantes, favoreciendo nuestra supervivencia y adaptación al ambiente. Cuando los eventos de maltrato son severos y/o repetidos, la respuesta de estrés se torna excesiva y prolongada, teniendo un efecto tóxico en las neuronas y ocasionando daños en la estructura y función de regiones cerebrales responsables de procesos como la toma de decisiones, la resolución de problemas, la regulación del comportamiento y de las emociones”, explica Ron Grajales.
De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), en México el 63 por ciento de las niñas y niños de entre 1 y 14 años sufren agresiones psicológicas, castigos físicos o castigos físicos severos; maltratos que derivan en carencias en habilidades matemáticas, bajo rendimiento escolar, presencia de conductas agresivas y dificultades en la interacción social.
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Durante la adolescencia, las niñas y niños con antecedentes de maltrato, expone Arturo Ron Grajales, tienden a presentar conductas de riesgo, abuso de sustancias y comportamientos delictivos.
En la adultez estas personas, dice el especialista, pueden desarrollar patologías como depresión, trastornos de ansiedad, trastornos graves de personalidad, trastornos de la alimentación y trastorno de estrés postraumático.
Ron Grajales apunta que la niñez y la adolescencia representan ventanas de desarrollo caracterizadas por cambios en la ‘circuitería’ cerebral que favorecen la velocidad y eficiencia en el procesamiento de información, lo que le permite a una persona resolver problemas más complejos en menos tiempo.
Debido a esto, puntualiza, es fundamental concienciar a la sociedad sobre las consecuencias que el maltrato infantil puede tener a corto y largo plazo, pues algunas de ellas pueden resultar irreversibles.
