
¡El premio Nóbel de la Paz volteó a Latinoamérica!
Silvino Vergara Nava
“La paz no es un estado natural de
las relaciones humanas, sino una
situación jurídica que solo puede
realizarse mediante un orden
normativo que excluya
el uso de la fuerza.”
— Hans Kelsen
El premio Nóbel de la Paz para 2025 volteó a Latinoamérica. Después de los argentinos Carlos Saavedra Lamas (1936), Adolfo Pérez Esquivel (1980), el abogado mexicano Alfonso García Robles (1982), el presidente de Costa Rica Oscar Arias Sánchez (1987), la guatemalteca Rigoberta Menchú (1992); el presidente de Colombia Juan Manuel Santos Calderón (2016), ahora, nueve años después del último galardonado, correspondió a la primera mujer latinoamericana ganadora de ese prestigiado premio, la venezolana: María Corina Machado, lo cual representa el premio del esfuerzo permanente para gozar por las simples libertades, el primer anhelo del que cualquier individuo en la modernidad lucha, que son los simples derechos de libertad, y que son tan esenciales que, se ha considerado que se trata de la primera generación de los derechos humanos.
Así como ella fue afortunada con ese premio, hay miles de ciudadanos de a píe, en estas tierras latinoamericanas, que han luchado por sus mínimas libertades, sin premio alguno, más que ver desaparecer sus bienes, sus libertades, familias, por ello es que, este premio implica reconocer todas esas luchas silenciosas de esta región del mundo.
Efectivamente, quienes otorgan ese premio desde Suecia, voltearon a ver lo que sucede con los sistemas represivos que se viven en algunos países de América Latina, como Cuba, que es una verdadera vergüenza humana, al grado de que, ya ni se hace mención de su triste realidad en las noticias, ya se da como un caso perdido, solamente los cubanos saben lo que está sucediendo en ese país y a costa de cuantas vidas sigue subsistiendo un sistema represivo que bien cabe la aclaración que, nada tiene que ver con el socialismo, bajo esas condiciones de vida, hasta el más puro de pensamiento socialista le daría vergüenza sostener que ese es el sistema que tanto se teorizó y forjó en el siglo XIX, en resumen, solamente los analfabetas de la política o los enemigos del socialismo pueden asumir que esa represión cubana es socialismo.
Pero, eso no es todo, ¿Qué se puede decir de Nicaragua?, que no es la excepción, ni se queda muy atrás, gobernados por un sistema cuasi-feudalista, en donde los propietarios de la política, y de la económica, pero también del derecho y de todo lo que se mueve en esas fértiles tierras nicaragüenses son el presidente y su esposa, que ahora se llama: vicepresidenta que, para no errar llevan cinco elecciones presidenciales, y con la reforma constitucional de 2014, se permite que la reelecciones sean indefinidas, ya para evitar incomodidades jurídicas, por ello es que permanentemente, se expulsa o encarcela a cualquier mujer u hombre que se atreva a pensar y actuar diferente al pensamiento de la presidencia y vice-presidencia de esa rica nación, llámese empresario, comerciante, político, profesor, escritor, sacerdote, periodista, o ciudadano de a pie.
Y, desde luego que, no se puede perder de esa lamentable lista en Latinoamérica a Venezuela, de donde es la galardonada por el premio de la Paz, y que para muchos nacionales de esa rica nación, ese premio es más un bálsamo, un tanque de oxígeno para toda esa población, ante un sistema que se sostiene de unos alfileres que se llaman represión, gobernados desde 2013, por un conductor de autobuses, miembro del sindicato del metro de Caracas, de 63 años y presidente de esa república bolivariana, que dicho sea de paso, nombrada así por Simón Bolívar, quien luchó por la independencia y las libertades de los países sudamericanos, ahora quedan de esas luchas las vitrinas de los museos de aquella nación, que fue la más próspera de Sudamérica, y que ahora no queda más que ambular por las calles de sus ciudades venezolanas para encontrar comida y despensas gubernamentales, o bien, los ciudadanos venezolanos que están recluidos en otras naciones, quien diría que ahora son los venezolanos los que piden albergue en Colombia, Perú o Bolivia, cuando hace 25 años era al revés.
Debe de quedarnos como ejemplo y experiencia que no se puede gobernar sin conocimientos, en la plena ignorancia, ni tampoco con la simple corazonada de las necesidades de un pueblo, que lo primero que se anhela es de las libertades que hoy cada día en el mundo occidental se han ido restringiendo, en parte con esos gobiernos represivos y en otra, por la tecnología de la información, a lo que le han denominado los teóricos contemporáneos como tecno-populismo (Slavoj Zizej), o tecno-feudalismo (Yanis Vaurofakis). Así este premio para una latinoamericana, no es cualquier cosa, es un bálsamo de esperanza.
(Web: parmenasradio.org)