Felipe Ávalos, 15 años de ayuda voluntaria a poblanos migrantes en Los Ángeles
Liliana Tecpanecatl
Hace casi 50 años, abrumado por las carencias económicas y en busca de mejores oportunidades, como casi todos en su pueblo; Felipe dejó el país. Guardó algunas pertenencias en un morral y se dirigió a Tijuana por donde cruzó hacia Los Ángeles. Felipe tenía entonces 16 años.
“Me fui porque en mi pueblo no teníamos ninguna oportunidad, solo trabajar en el campo, y en el campo solo cuando caía el agua, en el temporal, sufríamos de todas las necesidades, y nos invitó un amigo a que nos fuéramos, me animé, y a mi mamá y a mi papá y me toco partir”
Eran los años setenta. Felipe cruzó la frontera caminando. Por aquellos años las restricciones migratorias eran casi nulas. Tras laborar por algún tiempo en la industria del vestido, Felipe se hizo de su propio negocio. Un supermercado. Tenía 21 años y vivía prácticamente en el exilio.
“No había ni teléfonos, era muy difícil, cuando alguien venía, de los que podían venir, se les mandaba una carta, algo, y ya cuando pusieron el teléfono de caseta, cuando iba uno a llamar a las tienditas, había un solo teléfono en el pueblo y pues ya pedía uno llamar con el papá”
Felipe llegó a tener tres supermercados. Al paso de los años, cuando cada vez eran más y más los poblanos que llegaban a Los Ángeles, se dio cuenta de la necesidad de crear un vínculo entre la comunidad migrante y las autoridades en México. Fundó un club entre sus paisanos.
Felipe Ávalos y Mi Casa es Puebla
Después Melquiades Morales se volvió gobernador y con él surgió el proyecto Mi Casa es Puebla. Felipe Ávalos a su vez, se volvió consejero de este organismo y desde hace 15 años, sirve voluntariamente a los poblanos que llegan a Los Ángeles como ilegales.
Y muchas cosas han cambiado desde su llegada los Estados Unidos, pero en México, específicamente en Coatzingo, Puebla; de donde es originario, pareciera que todo sigue igual, sobre todo la necesidad de mejores oportunidades, la pobreza, las carencias, siguen intactas.
“Coatzingo, la verdad, la mayoría están en todos los Estados Unidos, en Los Ángeles, Nueva York, Chicago, La Vegas, Houston, en donde quiera hay paisanos, mandan dinero, ayudan a sus familias, les mandan a los mayores, para que se vayan manteniendo”
Felipe reside en Los Ángeles, pero viaja a México unas cuatro veces al año. Aun así no tiene intenciones de volver a Coatzingo. En los Estados Unidos tiene hijos y nietos, pero sobre todo, como miles de poblanos, tiene lo que su país de origen le negó.
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