La amplia diferencia con el gobierno de Benito Juárez Parte II
Se ha comentado que en la actual administración pública federal existe cierto interés en comparar este gobierno con el de Benito Juárez —del 15 de enero de 1858 al 18 de julio de 1872—. Desafortunadamente para todos los mexicanos, esta comparación dista mucho de la realidad en cuanto al gabinete.
Basta con hacer un recorrido por los personajes que participaron en los gabinetes del abogado oaxaqueño.
En el ministerio de Relaciones Exteriores estaban Melchor Ocampo, Santos Degollado, Francisco Zarco, Manuel Doblado, Sebastián Lerdo de Tejada, José María Lafragua; en el ministerio de Gobernación, Melchor Ocampo, Santos Degollado, Ignacio de la Llave, Francisco Zarco, Manuel Doblado, Sebastián Lerdo de Tejada, Ignacio L. Vallarta y José María Iglesias; en el de Justicia, Negocios Eclesiásticos e Instrucción Pública estaba Ignacio Ramírez; en el de Justicia, Fomento e Instrucción Pública estaban Sebastián Lerdo de Tejada y José María Iglesias; en el ministerio de Fomento, Miguel Lerdo de Tejada, Melchor Ocampo y Manuel Doblado; en el de Guerra y Marina, Melchor Ocampo, Santos Degollado, Ignacio de la Llave, Jesús González Ortega, Ignacio Zaragoza, Ignacio Comonfort y Ignacio Mejía; en el de Hacienda, Guillermo Prieto, Miguel Lerdo de Tejada, Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Matías Romero Avendaño y José María Iglesias.
De todos ellos, la historia se ha encargado de hablar a través de una gran cantidad de mexicanos intelectuales, interesados en su país, con ideales muy firmes como para saber hacia dónde iban sus perspectivas y la nación. En resumen, se había conformado un equipo en el que había una muy clara visión de lo que requería la nación.
Hoy, las cosas son tan diferentes que la comparación es incluso hasta absurda. Desafortunadamente, actualmente no hay un equipo ni, menos, un ideal claro de lo que se entiende por izquierda o una visión de nación.
Respecto de la izquierda, es claro que se ha confundido aquella percepción de proteger el más débil, confundiendo a éste con el más pobre; pues es evidente que el más débil debe ser puesto en contexto y en la relación que se presente, como es el caso de la relación entre el trabajador y el patrón, entre el sindicato y la mediana y pequeña empresa, entre el consumidor y el vendedor, entre el agricultor y el comprador, entre el empresario y la empresa exportadora, entre el contribuyente y la autoridad fiscal, entre el usuario de los servicios de seguridad social y el organismo que los otorga. Por ello, no es válida la propuesta de proteger al pobre, porque la izquierda protege al débil.
Desde luego que, en estos tiempos y a nivel mundial, el hecho de que no hay claridad suficiente respecto de qué se entiende por izquierda no es un problema meramente local o nacional (aunque sí existe sustento para proponer algo al ámbito mexicano desde el denominado «pensamiento del sur»).
Y así ocurre cuando, actualmente, existen referentes de izquierda, pero que han pasado desestimadas por esta administración pública federal.
Tal es el caso del expresidente de Uruguay, excombatiente de la guerrilla de ese país, perseguido, procesado, enjuiciado, sentenciado, encarcelado por un tiempo prolongado; alguien que siempre ha estado a la vanguardia de lo que hay que entender por izquierda —sobre todo, la que le corresponde a Latinoamérica y la que México debe considerar—; tal es el caso, pues, de José «Pepe» Mujica, para quien: «lo que llamamos izquierda tiene mucho que ver con el sentimiento de igualdad de oportunidades. Que todos arranquen más o menos parejo […] la política renuncio al campo de la filosofía. Y comete un tremendo error. Y termina transformada en un pésimo recetario de economía de cuarta».
Pues bien, lo que nos hace falta es una clara ideología de izquierda; pero no hay un equipo para ello. Todos desconocen en qué consiste esa ideología, y esa es la tarea pendiente de esta administración pública federal. (Web: parmenasradio.org)