La historia olvidada del 2 de abril de 1867
«El único deber que tenemos
con la historia es rescribirla».
Oscar Wilde
Los hechos históricos de una nación se dividen en dos: en los que políticamente hay que insistir por medio de la denominada «historia monumental» y otros que es mejor dejar pasar, como si no hubieran sucedido. Ahora bien, uno de estos segundos hecho históricos es la olvidada fecha del 2 de abril de 1867.
La historia monumental es la que se encarga de poner nombres a las calles, ciudades, colonias, avenidas, escuelas, instituciones, etc.; es la que se dicta en los salones de clase; la que debe ser recordada por la población, tesis, investigaciones, estudios subsidiados e, incluso, por el Estado; es la que permite ir forjando una identidad de una nación.
Esa historia monumental fue la tarea principal de los historiadores del siglo XIX, como se relata, por ejemplo, respecto de la imagen de Miguel Hidalgo, que es más una descripción de quienes dicen que lo conocieron que de una pintura de su rostro. Por cierto, la investigación del rostro y sucesos de Miguel Hidalgo, así como la pintura, fueron ordenadas por Maximiliano de Habsburgo siendo el emperador de México, debido a que la principal tarea de los tiempos tan incendiados que estaba pasando México en esa década de los sesenta del siglo XIX era identificar a la población de estos territorios, forjar una nación, tan dividida entre la población de las costas, de las montañas, de las ciudades, de las zonas rurales, etc.
Ahora bien, una de las historias que alguna vez sucedieron, fueron recordadas y en las que se insistía durante algún tiempo, sobre todo en Puebla, propiamente, hasta el inicio de la revolución mexicana, fue precisamente, la del 2 de abril de 1867. Ésta consistió en la otra batalla de Puebla, en la que, por fin, los liberales habían logrado derrotar a los franceses que había sitiado la ciudad de Puebla y que era de las pocas localidades en el territorio nacional que aún estaban en poder de los franceses. Sin embargo, tal historia fue olvidada, políticamente, de la victoria del Ejército Federal del gobierno liberal en Puebla, encabezado por Benito Juárez y cuyo batallón militar era comandado nada menos que por Porfirio Díaz.
La razón de tal olvido, de eliminarla de las ceremonias y conmemoraciones de la ciudad de Puebla y, en general, del territorio nacional, fue porque esa victoria fue de Porfirio Díaz, de alguien que, al final, con su dictadura, la renuncia a la presidencia, su salida a Francia, el inicio de la revolución mexicana, debía ser olvidado por la historia oficial.
Afortunadamente, desde hace unos años a la fecha, ya se recuerda con más ahínco este suceso tan importante para Puebla y para la nación mexicana. El tiempo ha permitido que el 2 de abril de 1867 deje de pasar desapercibido y sea una fecha para recordar y que forme parte de la historia de México. Desde luego que hace falta mucho por hacer al respecto de tan importante fecha; es inminente que se requiere que alguna de las avenidas o parques inaugurados en los tiempos recientes con nombres tan neutros o vacíos como «Parque del arte», «Avenida las torres» o «Avenida municipio libre» sean renombrados con esta fecha del 2 de abril de 1867.
Tampoco sobraría una placa en lo que ahora es el jardín del Carmen, en el centro de la ciudad de Puebla, para recordar que fue uno de los lugares estratégicos de esa victoria nacional; como tampoco sobraría alguna beca para investigaciones de historiadores con el nombre de esa fecha. Todo ello son de las pocas cosas que se pueden hacer sin que repercuta en gastos de millones y millones de pesos y, al mismo tiempo, permita poner en el lugar que merece esa fecha, como otras más que hay; pues que se requiere que las nuevas generaciones la consideren como parte de su identidad nacional. (Web: parmenasradio.org).