Urge la ONU escolarizar a millones de niños en zonas de crisis
AFP
Naciones Unidas, Estados Unidos.- Desde Pakistán a Ucrania, desde Afganistán a Venezuela o en vastas extensiones del África subsahariana, las crecientes crisis y las catástrofes climáticas están haciendo mella en los más vulnerables: los niños sin acceso a la escuela.
“Es horrendo, y es difícil de imaginar”, dijo Yasmine Sherif, directora del fondo de la ONU Education Cannot Wait (La educación no puede esperar), enfocado en la educación en zonas de crisis.
Lo han perdido todo, y encima han perdido el acceso a una educación de calidad”, apuntó en una entrevista reciente.
Sherif habló con la AFP de cara a una cumbre de la ONU sobre la crisis educativa que tendrá lugar el lunes, un día antes de la Asamblea General anual.
Este fondo de la ONU calcula que 222 millones de niños en todo el mundo han visto su educación interrumpida por conflictos o desastres relacionados con el clima, incluidos casi 80 millones que nunca pisaron la escuela.
Desde 2016, Education Cannot Wait ha recaudado más de 1.000 millones de dólares para construir escuelas y comprar materiales educativos, así como proporcionar comidas diarias y ofrecer servicios psicológicos. La ayuda llega a casi siete millones de niños en 32 países.
Pero para Sherif, la urgencia de la situación requiere esfuerzos mucho mayores.
Si vamos a satisfacer las necesidades, hoy tenemos que pensar en términos completamente diferentes (…) Estamos hablando de miles de millones, no de millones” de dólares, señaló.
– “Empoderamiento” –
Tras la cumbre de la ONU, Sherif está organizando una conferencia en Ginebra en febrero en la que el fondo buscará otros 1,500 millones de dólares con el objetivo de llegar a otros 20 millones de niños.
Algunos países occidentales gastan 10,000 dólares al año en la educación de un niño. Si los niños de las zonas de conflicto reciben 150 dólares cada uno, “se puede ver la división extrema”, explicó la directora, que es sueca.
En algunas zonas de conflicto, las escuelas han sido destruidas, en lo que Sherif denunció como crímenes de guerra, mientras que otras han sido convertidas en depósitos de armas, en violación del derecho internacional.
Y en otros lugares, el peligro físico o el desmoronamiento gradual de la infraestructura y los servicios públicos han clausurado la educación.
Lo que ofrecemos es una herramienta, una esperanza, un empoderamiento, para resistir a esas fuerzas en un conflicto y, por sus propios medios, ser capaces de resurgir de esas cenizas”, dijo.
La falta de educación tiene consecuencias reales e inmediatas. Los niños acaban a veces en la calle, enfrentándose a amenazas de violencia, a la trata de personas, al reclutamiento por parte de grupos armados o, en el caso de las niñas, al matrimonio forzado.
Vieron sus pueblos incendiados, sus padres ejecutados, sufrieron violencia. Lo único que les queda es: ‘Si puedo recibir una educación, puedo salir de esto y cambiar mi vida'”, afirmó Sherif. “Les estamos quitando esa última pequeña espe