Automedicación, un problema de salud pública silenciado
Redacción.- Son pocas las ocasiones en las que la población mexicana acude al médico, por ejemplo, cuando sufren mucho dolor o presentan sangrados. Si se trata de una cuestión que en apariencia puede ser “controlada”, los pacientes prefieren la automedicación, asegura el integrante del Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la UNAM, José Antonio Palma Aguirre.
En México, el 95 por ciento de la población es consciente de que automedicarse conlleva riesgos para la salud; sin embargo, esta práctica persiste en el 86 por ciento de los habitantes, de acuerdo con el estudio La Automedicación en México 2019.
Según datos del estudio, el 65 por ciento de los profesionales de la salud de México detectaron en 2019 un incremento de entre el 25 por ciento y el 50 por ciento en el número de pacientes que sufren dolencias a causa de la automedicación.
Asimismo, el 66 por ciento de los profesionales dijo haber descubierto casos en los que con la automedicación se cubría una enfermedad más grave, el 59 por ciento detectó una resistencia al medicamento, el 53 por ciento encontró efectos secundarios dañinos, el 31 por ciento medicamentos que no sirven y el 31 por ciento intoxicaciones.
Palma Aguirre apunta entre las causas de la automedicación el alto costo de las consultas y los medicamentos y las recomendaciones realizadas por familiares o trabajadores de las farmacias.
En 2010 se aprobaron diversas reformas en materia de salud para regular el uso de medicamentos como los antibióticos, pero la automedicación sigue persistiendo en la población, incentivada, por una parte, por la cultura mexicana y, por otra, las debilidades que existen en los profesionales de la salud en cuanto a la prescripción de este tipo de medicamentos, explica la investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Anahí Dreser.
Dreser señala que antes del 2010 el 40 por ciento de los antibióticos se vendían sin receta médica.
Para la especialista un siguiente paso para inhibir la automedicación es una prescripción médica adecuada, pues en ocasiones los médicos recetan antibióticos cuando no es necesario, lo que abre las puertas para que la gente se automedique en ocasiones posteriores con los sobrantes de su tratamiento.
Además del riesgo que conlleva la automedicación —práctica que podría provocar un consumo equivocado o excesivo de la sustancia—, suministrarse un medicamento sin la recomendación de un especialista es una de la causas principales de la resistencia a los antimicrobianos.
La resistencia a los antimicrobianos, bautizada por expertos en salud como la “pandemia silenciosa”, es la capacidad de ciertos microorganismos (por ejemplo, bacterias y virus) de neutralizar el efecto de medicamentos como los antibióticos.
Esto, además de dificultar o hacer imposible tratar y evitar la propagación de enfermedades, vuelve peligrosas algunas intervenciones en el cuerpo que requieren antimicrobianos, como trasplantes de órganos, reemplazos de articulaciones y quimioterapia contra el cáncer.