El T-MEC en revisión y la economía mexicana a examen
Silvino Vergara Nava
“Cuando el NAFTA se impuso en el
Congreso por encima de la objeción
popular en 1994, Clinton también
inició la militarización de
la frontera entre Estados
Unidos y México, antes
bastante permeable.”
Noam Chomsky
Dentro de la multiplicidad de noticias que están circulando en la relación siempre complicada entre Estados Unidos de América y México, nos topamos con que se realizará la revisión de diversos puntos del nuevo tratado de libre comercio con aquel país y Canadá, este nuevo tratado que inició su vigencia el 1º. de julio de 2020, en plena pandemia, resulta que no se tiene conocimiento de lo que se va a revisar, de lo que se puede modificar, cómo se modificará, quién lo va a revisar, por ello es que, resulta más preocupante lo que suceda en los próximos meses al respecto.
Y es que, si bien hay muchos otros temas muy urgentes para la economía del país, uno que está causando incertidumbre es el tratado, basta con analizar lo que nos ha sucedido con los tratados comerciales que se han firmado con nuestro vecino del norte, en el caso del primero de ellos que fue en el año de 1994, bien que se puede considerar que, modificó la actividad económica del país, y no solamente eso, también modificó las políticas públicas, el sistema jurídico, a la propia sociedad e incluso, la fisonomía de muchas de las ciudades de México.
No es el momento de evaluar respecto a qué nos hubiera sucedido sin aquel tratado de hace 30 años, imposible de sostener si fue para bien o para mal ese tratado, pero, lo que si es una realidad es que, se modificó nuestra nación con ese tratado.
Con el nuevo tratado, con la misma inercia que el primero, resulta que contamos con una serie de cambios en el sistema jurídico, que no es otra cosa más que el establecer los lineamientos para cumplir con el mismo, una serie de regulaciones sobre todo laborales, como para que México deje de tener la ventaja de la mano de obra barata ante los otros dos países, que pareciera que es la única ventaja con que se cuenta con los otros dos países, ya que de infraestructura propiamente no existe, el problema del transporte en carreteras que últimamente están tomadas por inconformes de cualquier tipo o bien, por obras y obras innecesarias que son las mismas versiones de corrupción del antiguo PRI y PAN, es una muestra que la única ventaja en México es la mano de obra barata y la cercanía con estos dos países.
La muestra de que en esta nación se hace lo que el tratado dicta, es la reforma de las denominadas “outsourcing”, que una vez entrando en vigor el referido nuevo tratado, inmediatamente se establecieron las reformas para combatir esas prácticas, lo que ocasionó que hoy se tenga un problema muy grave de desempleo de miles de personas que estaban en el sector de la maquila, particularmente textil, que ha cerrado y dejado a su suerte a miles de trabajadores, pues con los costos que resultan, ya tan altos para los clientes extranjeros de poner las maquilas México, como los costos laborales y toda la serie de inseguridades que hay en el país, el crimen organizado, pésimas carreteras y luego bloqueadas, es una muestra de un retrazo enrome que se ha tenido en los últimos años y por ello es que, para los incrédulos del denominado “nearshoring”, no es otra cosa más que, simples buenos propósitos, porque en realidad no hay capacidad en el país para ese proyecto, ni para competir con las empresas de aquellas naciones.
Con esta realidad es evidente que, muchas o pocas modificaciones, los ajustes que se hagan al tratado no serán para bien de la nación mexicana, ni de la economía del país, serán propiamente para el beneficio de los países del norte, que en realidad lo que están solicitando en calidad de desesperación, es que México sirva de contención de la migración que cada día se aumenta.
No hay mucha esperanza en que esos ajustes al tratado sean para beneficio de las empresas mexicanas, porque dichos sea de paso, son muy pocas las que subsisten con su propio prestigio y marca, pues la gran mayoría se ha encargado de hacer las veces de maquiladoras de las grandes empresas y que por ello hacen o dejan de hacer lo que las empresas transnacionales les indican, sin margen de opción alguna para el empresariado mexicano, por ello es que, no se ve un horizonte optimista con la evaluación que se haga del tratado, al contrario, pudiera contar con peores repercusiones. (Web: parmenasradio.org)