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Mirar la realidad
Eduardo Pineda
Más allá de la representación social que habitualmente se tiene del diseño gráfico y su quehacer como oficio y profesión, esta actividad humana toca el terreno del arte, la semiótica y la comunicación. A través del diseño, se establece una línea de transmisión de información, ideas, emociones y sentimientos con el espectador y su conciencia. En un impacto visual instantáneo, las personas que advierten un diseño, ya sea de cartel, de portada de libro, de marca comercial, de interiores de un libro, etc., reciben el estímulo necesario para “quedarse” en él o para llevarse algo de forma inmediata. Así, el diseñador posee la facultad de permear en la mente imaginativa y racional de su público en un solo “flashazo” compuesto por imágenes, texto, formas y colores.
Tal impacto tiene una multiplicidad de contextos y, por ende, ha sido un vehículo en prácticamente todas las esferas sociales a lo largo de la historia. Por ejemplo, en las guerras, los panfletos y periódicos han sido fundamentales para organizar al pueblo, las diversas religiones han echado mano del diseño de propaganda para atraer adeptos, los miles de millones de libros y revistas que se han publicado en todo el mundo contienen, además de las ideas del autor, un trabajo minucioso de diseño editorial en sus párrafos y diseño gráfico en sus portadas e ilustraciones, las diversas marcas comerciales tienen como principal motor de venta el diseño de logotipos, anuncios y producciones audiovisuales, donde el diseño gráfico juega un papel importantísimo, en el terreno de la computación, el diseño gráfico de los entornos de trabajo digitales y las páginas web son fundamentales para facilitar el uso de los mismos; el interiorismo, diseño urbano y la arquitectura también se apoyan del diseño gráfico para lograr sus cometidos.
En resumen, la vida diaria de la sociedad humana tiene como como telón de fondo el diseño gráfico y éste ha virado también hacia el arte, la crítica social, el desarrollo humano y la educación. Y es aquí donde deseo hacer un alto en el camino, ya que Francisco Gálvez, es un diseñador gráfico que ha apostado por el cartel como vehículo para la protesta social y la comunicación de la crítica a los aspectos más ´paridos de las miserias humanas, como ejemplo de lo anterior podemos apreciar “Impunidad”.
De manera que, con la extensa obra de Gálvez nos queda claro que una idea compleja, argumentada y suficientemente narrada es posible a través de una imagen, en apariencia simple, pero cargada de mensajes que convidan al visualizador a la reflexión y exigen de él una introspección y exégesis de la “lectura entre líneas” que se debe hacer de la colección de formas, texto y colores que aparecen delante de su conciencia crítica.
Paco Gálvez nos explica que mirar la realidad desde la óptica del diseño gráfico -de este diseño gráfico, del que hemos hablado hoy-, constituye una forma de habitar el mundo distinta a la habitual, pues la mente se acostumbra a la creatividad bajo el filtro de la reflexión y el pensamiento comprometido con la razón, el análisis y la opinión crítica.
Eduardo Pineda
eptribuna@gmail.com