Opinión

Infancias contestatarias

21 marzo, 2025 8:00 pm
Eduardo Pineda

Con frecuencia me pregunto por qué los contenidos infantiles parecen más bien contenidos para personas con alto grado de estupidez, utilizando un lenguaje mutilado, conceptos recortados, verdades a medias, ideas tamizadas por el mito y la superstición, realidades veladas, constructos de burbujas aislantes, información académica obsoleta y un largo y penoso etcétera.

Es evidente que dichos contenidos le faltan al respeto al público más joven, a los niños que son atrapados por un entretenimiento barato disfrazado de arte, cultura o ciencia. En la lista de materiales audiovisuales, gráficos o textuales que pecan de ineptitud al dirigirse a los niños, encontramos una interminable colección de títulos. Antes de la revolución digital eran ya demasiados con esas características, y posterior a ella la lista ahora parece infinita.

Y ¿qué decir del cine? ¡Vaya! Pues lo mismo, se privilegia la ficción, la improbabilidad, la fantasía cargada de emisiones asequibles, pero fundada en imposibles premisas, se satura el color y la imagen velocísima, pareciera que la encomienda es que los públicos infantiles no aprendan a mantener la atención más de un par de decenas de segundos. Las líneas de los personajes muchas veces atentan contra la lógica más elemental y el mensaje de fondo es el mismo y trillado “viaje del héroe”.

Ante el alud desinformativo y estupidizante que generan los medios de comunicación y entretenimiento en general (porque lamentablemente el teatro, el clown y demás expresiones escénicas destinadas a las infancias en un importante número de casos no se salvan de los adjetivos que hoy les propongo), nuestras generaciones más jóvenes peligran, peligran sus posibilidades de crecer como ciudadanos críticos, como hombres y mujeres pensantes, como reflexivos tomadores de decisiones, como entes introspectivos y generadores de opinión y argumentación dispuesta al debate de las ideas.

Por ello es menester replantear otras formas de realizar programas de televisión o radio para niños, producir un cine diferente, escribir libros y revistas que respeten la curiosidad nata de los pequeños, hacerles llegar artes escénicas basadas en la crítica y la reflexión desde su contexto y desprovistas de recursos infantilizados, es decir, tratar a los niños como niños (astutos, ávidos, preguntones, curiosos, risueños, espontáneos, atrevidos, intrépidos y sin miedos) y no como tontos (bobos, simples, repetitivos, sin iniciativa y miedosos).

Al respecto, desde hace casi tres décadas, en la ciudad de Puebla, una agrupación musical entendió el respeto que se le debe a las infancias y desde entonces ha producido contenidos que incitan a los públicos infantiles a cuestionar desde la lógica más pura (el pensamiento de los niños) y el contexto de la pregunta, su realidad y la de los adultos.

Nacho Pata, vocalista, compositor y bajista de “Los Patita de Perro”, nos comparte su experiencia y la visión que esta banda tiene acerca del arte y la cultura que se realiza para las infancias de un país como el nuestro. Nos platica cómo, a lo largo de estos años, han logrado encontrar la manera de aportar a la formación de infancias contestatarias.

Eduardo Pineda
eptribuna@gmail.com





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