Opinión

Ángeles o demonios

18 agosto, 2025 8:34 pm
Irma Sánchez


No soy nadie ni tengo elementos para enjuiciar a las 600 mujeres que purgan condena en el reclusorio para mujeres promovido y construido por el gobernador Luis Miguel Barbosa en tierras de Ciudad Serdán.

El traslado de las 600 fue una decisión de escritorio, en frío, como si se tratara de la reubicación de un objeto, un mueble.

Sobra decir que, por su situación, tienen negada toda oportunidad de ser escuchadas.

¿Sus familiares? No están en condiciones de hacerse escuchar.

Si de suyo la privación de la libertad de su familiar los coloca en estado de indefensión y afrenta, tras su reubicación de San Miguel a Ciudad Serdán, la pesadilla se multiplica para las de adentro y para los de afuera.

La decisión de reubicarlas “pretendió” mejorar su condición ante la saturación del reclusorio de San Miguel, construido para mil ocupantes y sobrepoblado con tres mil seiscientas.

La saturación ocasionaba innumerables problemas para las mujeres, desde lo elemental: para ir al sanitario tenían que juntarse en grupos de 10, o no se les facilitaba el acceso al servicio, sin pasar por alto los días de ayuno obligado por falta de alimentos.

Carencias que serían superadas con su reubicación en un lugar donde se contó con el espacio para construir un nuevo reclusorio.

La vida de las 600 internas hoy no es exactamente para gozar y cantar. Permanecen más alejadas de los suyos, porque estos no tienen la oportunidad de desplazarse a Ciudad Serdán.

En su nuevo reclusorio siguen enfrentando retos para vivir, convivir, y para ser atendidas legal, médica y psicológicamente. Habrá que tener en cuenta desde lo más elemental, como los accesorios para enfrentar su menstruación.

Para esto, organizaciones de la Ciudad de México les envían artículos como la pantaleta menstruadora, que no les es entregada porque las envían de color negro, y este está prohibido.

Sobre todas estas condiciones, la Comisión de Derechos Humanos, hoy a cargo de la abogada Isela Sánchez Soya, trabaja buscando ante las autoridades correspondientes comprensión y apoyo para rescatar su dignidad y el respeto a sus derechos humanos.

Esperaremos noticias al respecto, producto de la intervención de la Comisión.





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