¿A qué vamos a las olimpiadas?
Silvino Vergara Nava
“El 90 por ciento de
los jugadores actuales
no sabe jugar al fútbol
entendiendo por tal
un juego colectivo.”
Cesar Luís Menotti
Ya han finalizado los Juegos Olímpicos en Francia, una vez más regresa la comitiva mexicana, como siempre, con el ya merito, estuvimos a punto, en la próxima mejoramos, esta ocasión ganamos experiencia, nos descalificó el juez, no llegó el wquipo completo, no apoyó el gobierno, llegamos lesionados a los juegos, no permitieron que acudiera el entrenador, etc., y muchos más etc., siempre es lo mismo, valdría la pena preguntarse: ¿A que se va a los Juegos Olímpicos?, ¿Qué tipo de representación se busca por las instancias gubernamentales cuando se acude a los Juegos Olímpicos?, lo cierto es que, cada cuatro años es un fracaso más y a veces, peor que en los Juegos Olímpicos anteriores, y así nos hemos visto en toda la historia moderna del deporte.
Lo que debería de suceder, en ese mundo ideal, es que México fuera cabeza de América Latina y resulta que no lo es, por el contrario, da hasta vergüenza observar el lugar de México en las olimpiadas, es de esas noticias que en la sección de deportes deberían de omitir, simplemente por vergüenza nacional.
Ahora, mejor el fútbol mexicano, llámese femenil o varonil, no acudieron a las olimpiadas, cuando alguna vez fueron medalla de oro, en esta ocasión mejor no se acudió, que en parte es por el grado de corrupción que hay en ese deporte en México, que no es otra cosa que el reflejo de nuestra sociedad, la otra razón es porque posiblemente no se complementaron los equipos, pues son tantos los extranjeros que juegan en México, llámese mujeres y hombres, que ya no hay espacio para los mexicanos, por ende ya no tienen en donde entrenar y jugar las y los futbolistas nacionales, pero así están todos los deportes.
En realidad, las mexicanas y los mexicanos que ganaron una medalla en las olimpiadas, es por mérito de esas personas, no es por otro cosa, pues si observamos el impulso que se da al deporte en las escuelas primarias y secundarias es una vergüenza, no ha habido, ni existe aun una serie de políticas públicas para fomentar el deporte, pero lo peor de todo es que el artículo 4o. de la Constitución, establece el derecho constitucional al deporte, y penosamente esas clases de deporte en las escuelas es un verdadero fracaso, el mismo que se observa en las olimpiadas, esto es; llegan lesionados, no se saben las reglas del deporte en el que participan y los descalifican, no llevan los equipos adecuados, etc., por ello es que, los índices de obesidad y de diabetes en la población de nuestra dolida nación, no son de sorprenderse, está muy claro no se ha fomentado el deporte desde hace 100 años.
Pero, eso no es todo, desafortunadamente acudir a esos juegos es una forma de demostrar lo que sucede en las naciones, el avance tecnológico, científico, educativo, económico de la población, por eso siempre los países del primer mundo se preocupan por los resultados en las olimpiadas, basta con recordar la historia de lo que sucedió con las olimpiadas de Munich en Alemania, en los tiempos del nazismo, lo que interesaba era que se mostrara la capacidad del pueblo alemán, y así lo hemos visto en las múltiples ocasiones que se llevan a cabo en Estados Unidos, o bien, hay que recordar los tiempos de la guerra fría en donde nuestro vecino del norte no acudía a los juegos en la Unión Soviética y viceversa, por la rivalidad que representaba y que mostraban siempre a sus mejores deportistas, que eran el espejo de sus sociedades.
Y es que efectivamente, esos juegos se convierten en el espejo de las naciones, de su población, de sus gobernantes, por ello es que los países del primer mundo le ponen tanta atención y se convierten en escaparates mundiales, lo que aquí sucede lo contrario, entramos con el mayor número de participantes en los inicios de los juegos y en realidad, solamente alguno se sube al podium de los ganadores, porque se trata esas olimpiadas de un reflejo de la sociedad.
Si observamos en México violencia, robos, fraudes, asaltos que cada quien hace lo que quiere ante la complacencia de las autoridades, por ejemplo en el caso de la toma de las autopistas del sureste a la ciudad de México, no es otra cosa más que ese reflejo de las malas políticas públicas, de la corrupción, de los malos manejos, de situar personal incapaz para su trabajo, de no concientizar a la población de lo que están haciendo, por eso es que nos deberíamos de preguntar ¿a qué se va a las olimpiadas? (Web: parmenasradio.org)