Destinan familias alrededor de 600 pesos para la colocación de los altares
Puebla, Pue.- Alrededor de 600 pesos en promedio es lo que destinaron las familias poblanas para la colocación de los altares con que recibirán a sus seres queridos que desde el más allá, visitarán sus hogares durante el 1 y 2 de noviembre.
En el marco de la pandemia por coronavirus, la celebración del Día de Muertos, se ha convertido en un ritual de ayuda para superar el duelo.
Martín Hernández, espera la visita de su mamá. En el altar no faltarán su cigarro y una copa de vino. La creencia de que ella vuelve a menos por unas horas, al mundo de los vivos, le infunde esperanza, cierta alegría.
“Nosotros en casa aproximadamente nos gastamos unos 500, 600 pesos y ponemos lo que a nuestras personas les gusta, en especial para mi mamá, que es a quien yo espero este año, le pondré su cigarro, una copa de vino, que es lo que le gustaba. Yo creo que este tipo de recuerdos nos ayuda mucho para que tratemos de aliviar el pesar por las personas que ya no están con nosotros, nos llena un poco de ilusión imaginarnos que están de nuevo con nosotros al menos un día y medio, y que nos ven, que nos visitan”.
Siguiendo la tradición, hojaldras, fruta, los platillos que el difunto más disfrutaba, bebidas alcohólicas y dulces típicos, son los elementos que más se incluyen en las ofrendas que son adornadas con cempasúchitl, terciopelos y alelís.
María José Ávila espera también a su mamá. Comenta que lo más caro son el pan y la fruta. Su altar es lo más tradicional posible, y procura ponerlo desde el primer día, al menos con lo básico, agua, sal, veladoras y flores y conforme transcurren los días, va agregando otros elementos, sobre todo la comida.
“En mi ofrenda gasté aproximadamente 600 pesos, entre pan, dulces, papel picado, y pues la fruta tradicional. Yo espero a mi mamá, le pongo hojaldras de mantequilla, que eran las que más le gustaban, sus flores, pan salado, los platillos que eran sus favoritos, también el dulce de arroz, dulce de tejocote”.
La tradición indica que los difuntos, comienzan a visitar sus hogares desde el 28 de octubre, cuando llegan las almas de aquellos que sufrieron una muerte violenta o repentina. El día 29, se espera a los ahogados.
El día 30 se dedica a los olvidados, los que no tienen familia que los recuerde. El 31 a los que están en el limbo, los niños que nunca nacieron. El 1 de noviembre a los niños y el 2 de noviembre a los muertos adultos.