Puebla

Empatía con infantes, valor clave para ser pediatra: Daniela Domínguez

25 abril, 2023 9:00 am
Gisela Téllez Guevara

“No es todo miel sobre hojuelas y no todo es bonito”, aseveró Daniela Domínguez Fernández, Pediatra en el Hospital de Cruz Roja de la Ciudad de Puebla, una vez que, señaló, su profesión no sólo tiene que ver con globos y caramelos, también se trata de compromiso, esperanza y fortaleza. 

Con sólo 34 años de edad, la doctora aceptó que la parte más cruda y cruel es dar a conocer los malos pronósticos, sobre todo en las áreas de niños graves, en terapia y urgencias, de ahí que personalmente es importante tratar de manera puntual todos los temas de salud mental. 

“No es todo miel sobre hojuelas ni todo es bonito, a veces confundimos que tiene que ver con globos y caramelos y la verdad es que no, más si se trata de temas de salud. La parte cruda y cruel, como todo, es dar malas (…) enfrentarte a ese tipo de situaciones es difícil porque te pones en el lado de los papás y aunque tienes que ser muy serio y no perder la calma porque eres un pilar para ellos, pues también eres ser humano”. 

Indicó que las largas jornadas de trabajo, los pocos periodos de sueño y las malas noticias pueden generar trastornos de ansiedad y depresión mayor porque finalmente son situaciones que se añaden a la vida diaria. 

Por ello, puntualizó que desde su residencia ha buscado ayuda no sólo con medicamentos o terapias, sino con ejercicio, descanso y otras actividades familiares y personales, entre ellas, clubes de lectura y escritura. 

“Tenía un trastorno de ansiedad y sufría de insomnio, comencé a hacer ejercicio, en el segundo año de residencia tomé terapia y en tercer año mejoré mucho. Una vez que ingresé al hospital moderé las jornadas de trabajo y dediqué tiempo a mi hija y familia, continúe haciendo ejercicio, ingrese a un club de lectura. Nuestra tarea es encontrar cómo ayudarnos con medicamentos y con actividades extra hospitalarias”

“Mi historia más triste me ayudó a actuar más rápido”

Domínguez Fernández compartió con Tribuna Noticias que la historia que la marcó, pero que también se volvió uno de sus más grandes tesoros, fue durante su segundo año de residencia, cuando conoció a una pequeña en el Área de Oncología

Refirió que debido a que pasaba varios meses hospitalizada se volvió parte de su familia, de ahí que al fallecer experimentó sentimientos muy fuertes como tristeza, impotencia y decepción, por lo que el apoyo psicológico del mismo nosocomio se convirtió en su mejor aliado. 

Además, de mantenerse en contacto con la familia de la menor, ya que todos los años se comunica para saludarlos, mantener el contacto es muy importante: “porque suena muy rudo, pero me ayudó a que el día de hoy si veo un pequeño con signos o síntomas similares, trato de ayudarlo lo más rápido posible”

“La historia que más me marcó fue una pequeña en la residencia que en el Área de Oncología conocí, que ha sido mi más grande tesoro de historia y que ya está en el cielo y es un angelito para mi. Creo que fue una de las historias con la que más me sentí triste, impotente y conocí el lado feo de la pediatría. Cuando se va al cielo la psicóloga del hospital nos ayudó muchísimo a varios de mis compañeros que la tuvimos como nuestra paciente, pero más que eso era nuestra familia”

La pediatría siempre fue una vocación 

Manifestó que en todo momento tuvo claro que quería convertirse en pediatra, mientras que en su servicio social corroboró su sueño, pues en la comunidad donde se desempeñó existía una gran población de niñas y niños. 

“Eso se fue compaginando para que cuando saliera del servicio social dijera si es lo mío, creo que me tocó comprobar que era mi vocación y cuando terminé dije que presentaría el examen para hacer pediatría porque realmente no me gustaba ninguna otra área”

Seis años de labores en la Cruz Roja

Apuntó que desde hace seis años, después de egresar del Hospital para el Niño Poblano, arribó a la Cruz Roja en donde además de dedicarse a la pediatría, se enfoca al área de Terapia Neonatal Intensiva. 

“Realmente lo bonito es que cuando llegué aquí, aparte de pediatría, tuve la oportunidad de estar en la Terapia Neonatal Intensiva y es un área en donde actualmente estoy en mi turno, entonces veo Pediatría, y también la parte de los bebés graves de neonatología”

Más empatía y menos formalidad abona a la confianza

Daniela Domínguez señaló que aunque continúa aprendiendo y descubriendo nuevas técnicas para que las y los pequeños se sientan más confiados y menos estresados, lo que evita principalmente es utilizar bata

Precisó que trata de dirigirse como con su hija, es decir, por su nombre o algún diminutivo y siempre de manera directa para que sepan que le interesa lo que tienen que decir, además, de que se coloca en cuclillas para ponerse a su altura y evitar que se estresen. 

Asimismo, destacó que no los separa de papá o mamá, aunque la exploración física cueste mucho trabajo: “ yo me adapto a ellos. Yo lo aprendí cuando revisaron a mi peque, hicieron eso y me encantó; mi hija se sintió muy cómoda”.

“No uso bata porque si son niños de kínder o primaria lo asocian con ‘me van a inyectar o el doctor es una persona que me va a explorar’ y creen que les vamos a hacer daño. Me dirijo a él para que sepa que me interesa y no sólo a los papás, y si es niño pequeño me pongo en cuclillas para que esté a su altura y lo pueda ver a los ojos y no esté tan estresado”

Por último, aceptó que es afortunada debido a que eligió su profesión de manera correcta y se desempeña con mucha alegría y compromiso, pues aunque la situación puede ser muy complicada siempre existe una esperanza y la posibilidad de luchar para encontrar una buena salida.  





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