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La devaluada liga que Suárez puso en la mira de todos

Apenas dos semanas después de que Suárez acaparara los titulares deportivos por su decisión de regresar a Nacional para jugar en el campeonato charrúa tras 15 años en Europa, una imagen suya ingresando al vestuario visitante del estadio del montevideano Liverpool se viralizó globalmente en redes sociales. 

2 septiembre, 2022 10:27 am
AFP

Vestuarios precarios, canchas deslucidas, clubes desfinanciados… El regreso de Luis Suárez al fútbol uruguayo atrajo atención global sobre una liga que, lejos de las glorias de antaño, compite con muchos matices, entre infraestructuras distantes del profesionalismo y limitaciones que explican tanto su declive como sus fortalezas.

Apenas dos semanas después de que Suárez acaparara los titulares deportivos por su decisión de regresar a Nacional para jugar en el campeonato charrúa tras 15 años en Europa, una imagen suya ingresando al vestuario visitante del estadio del montevideano Liverpool se viralizó globalmente en redes sociales.

“Parece que está entrando a un centro penitenciario”, disparó un usuario de Twitter, junto a un video en el que el Pistolero se mete en un vestuario casi ciego, con techo de chapa y rodeado de muros sin revoque.

Pero, ¿es esa imagen representativa de la Primera División del fútbol uruguayo?

Para el entrenador Roland Marcenaro, la repercusión de la imagen “no fue justa” ya que “no es reflejo” de la liga a nivel general, pero admite que “es una realidad” y que en Uruguay el mundo del fútbol está acostumbrado a entornos similares.

“A nosotros no nos sorprende”, confiesa a AFP.

Lo mismo apunta el entrenador Daniel Carreño. “Es nuestra realidad. (…) La interpretación que tengan todos los que ven esa imagen es válida”.

Pero “a nivel interno, la mirada tiene que ser más profunda”, reflexiona el exseleccionador de Catar (2015), actualmente al frente de Montevideo Wanderers, minutos después de que su plantel termina de entrenar en un complejo con varias canchas en la zona oeste de la capital uruguaya.

– ‘Hay que invertir’ –

 

Con 120 años de historia, Wanderers es un club de los llamados “chicos”, como se cataloga en Uruguay a casi todos los conjuntos con excepción de Nacional y Peñarol, las dos instituciones con mayores logros deportivos y que absorben a la enorme mayoría de los hinchas del país.

“A nivel individual, estas canchas, estos vestuarios, sirven para tratar de salir rápido de aquí y progresar. A nivel colectivo, nos hace retroceder un poco”, agrega Carreño, aunque el ‘Bohemio’ es uno de los que puede hacer gala de sus instalaciones, con su estadio, el Parque Viera, remodelado hace cinco años.

Entre los 16 clubes que juegan el campeonato uruguayo de Primera División hay realidades muy distintas. Mientras un club barrial de media tabla como Wanderers maneja un presupuesto mensual aproximado de 200.000 dólares, Nacional y Peñarol sextuplican esa cifra.

“Hay que invertir. Hay que poner dinero para que el dinero venga”, dice Marcenaro, DT de Cerrito.

Su equipo es una muestra de los malabares que deben hacer los clubes más humildes -con un presupuesto total de unos 80.000 dólares mensuales- para mantenerse en la ‘A’, categoría que corre el riesgo de perder luego de dos años de lograr el ascenso.

Este año, el conjunto auriverde decidió no utilizar su estadio, el Parque Maracaná, de modestas instalaciones y ubicado en Casavalle, uno de los barrios más vulnerables del norte de Montevideo.

Con el dinero ingresado por la venta de un jugador, se le realizó algunas refacciones, como un pequeño gimnasio, el alambrado reglamentario y una barbacoa, pero dista del nivel profesional.

 

– Vender o ganar –

 

La venta de jóvenes promesas es uno de los motivos  que dan los actores del fútbol uruguayo para explicar por qué los clubes han dejado de ser competitivos internacionalmente.

“Al necesitar dinero para subsistir, cuando (los cuadros) tienen jugadores buenos los venden”, dice a AFP el futbolista de Cerrito Juan Ortiz, de 40 años.

“Si tuviéramos la posibilidad de que queden acá potenciarían mucho a los planteles y se podrían pelear cosas más importantes”, agrega el jugador que tuvo pasos por los argentinos Estudiantes y Huracán.

Marcenaro coincide: “Se sacrificó el objetivo deportivo por el económico. Si la materia prima se va constantemente no vamos a lograr nada. Si vendemos, no ganamos”.

– Espíritu de lucha –

Para muchos, esa misma austeridad ayuda a los uruguayos a forjar un espíritu de lucha elogiado y buscado en el resto del mundo.

La precariedad del vestuario negriazul “puede representar un poco eso de que el futbolista uruguayo sabe que la tiene que luchar desde el principio”, dice a AFP el jugador de Wanderers Bruno Veglio, de 23 años.

“El jugador uruguayo se cría peleando contra viento y marea, y nos vamos forjando de esa manera”, sostiene por su parte Ortiz, mientras que Marcenaro resalta el poder de adaptación que tienen los charrúas.

Para Carreño las principales fortalezas de los uruguayos residen en las aristas anímica y táctica.

“Nosotros desde muy chicos entendemos el fútbol. Tenemos jugadores de muy corta edad que entienden la táctica: jugar con línea de cuatro, cerrar un lateral, las coberturas”, describe.

“Desde el punto de vista mental, son todos jugadores fuertes, criados en un clima difícil, en canchas difíciles. Eso ayuda a progresar rápido”.

En cualquier caso, todos coinciden en que la lupa que la llegada de Suárez colocó sobre el fútbol uruguayo es positiva. “Nos vuelve a poner en la mirada del mundo” y eso, están convencidos, “repercute para bien”.





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