Gonzo, el Muppet iconoclasta
Recientemente el remake de los Muppet Babies causó revuelo al estrenar un episodio donde Gonzo anuncia públicamente que le gusta expresarse a través de su forma de vestir independientemente de si las prendas son consideradas masculinas o femeninas, esto no sentó muy bien a muchos usuarios en redes sociales quienes se mostraron indignados por la forma en la que “la ideología de género estaba yendo por los niños”. Pero ¿En realidad es tan importante e inamovible nuestra concepción de género?
El género concebido como la expresión dicotómica de lo masculino y femenino históricamente, ha tenido reglas más arraigadas en torno a los roles sociales y profesionales y no tanto alrededor del arreglo personal, si bien si existían ciertas diferencias no se encontraban tan polarizadas como las hemos conocido en el último siglo y medio, a partir de la sociedad Victoriana a quien le debemos nuestra concepción de la familia nuclear y los roles de género polarizados que prosperaron durante el siglo XX, ejemplo de esto es la idea del hombre proveedor y el ama de casa como símbolos de la separación laboral y la recompensa y vestimenta aunadas a ellos.
En los titulares de casi todos los medios se pudo leer al personaje de Gonzo declararse como transgenero o persona de genero fluido, lo cual desato aún más el incendio de sensibilidades entre los usuarios de Twitter quienes vieron en el caso una seria amenaza a la construcción social polarizada de género que idealmente se ha perpetrado a través de la educación tradicional y la separación de los sexos intrincándolos con el género como un solo termino. En realidad el personaje de Gonzo no se declara de ninguna de las formas mencionadas, más bien hace un guiño hacia la expresión no binaria de genero a través de su vestimenta, cosa que no fue inventada por los guionistas del programa, ni por el “lobby gay” y mucho menos es un asunto desapegado a la realidad social.
Muchos personajes históricos han sido disruptores de las normas binarias de expresión de género como la actriz Marlene Dietrich, la primer mujer en usar pantalones en público o Robert Smith vocalista de The Cure, famoso por usar maquillaje durante sus presentaciones, sin embargo, es durante las últimas dos décadas en las que la representación de lo no binario ha proliferado especialmente entre el público joven y está encaminada a desmantelar la hegemonía separatista de lo masculino y femenino durante el resto del siglo XXI, no solo por su adscripción política e ideológica de inclusión, también por su comodidad ya que permite la eliminación de las etiquetas rosas y azules que corresponden al mercadeo de productos supuestamente especializados para hombres o mujeres, aunque en el 2021 aún se ve muy lejos este panorama, es en realidad algo inevitable que responde a la difusión de nuevos valores entre la sociedad, como la equidad de género, el feminismo, la inclusión racial y la diversidad sexual, todos ellos opuestos al orden binario de una sociedad basada en la preservación de la especie, el nacionalismo y la perpetración del capital como modo de vida.
Gonzo es un personaje ficticio que marcó la infancia de muchos niños en la década de los 80 y es precisamente por eso que la representación de esta nueva etapa no binaria, ha afectado de manera más contundente a la audiencia, ya que simboliza exactamente una las puntas de lanza de la nueva generación que de forma iconoclasta derriba los estigmas sociales impuestos a los roles de género frágiles, que por medio de la polarización y del paradigma de que hombres y mujeres piensan diferente porque fueron construidos diferente, pretende aislarlos a cada uno en esferas ideológicas que contribuyen a la discusión del equilibrio de poderes y la subyugación de roles sociales.
Caso aparte es sexualizar personajes animados para niños pretendiendo dar alguna identidad sexual a Gonzo, lo cual sería incorrecto ya que se trata de un extraterrestre cuyo espectro sexual no está claro, ni debería estarlo para el público. Mucho ha cambiado en el siglo XXI en torno a los roles de género pero no ha sucedido de la mano de ningún grupo maquiavélico de adscripción LGBT es una clara respuesta al discurso social y al florecimiento del humanismo como centro del pensamiento de la sociedad occidental, no se trata de cambiar nuestros valores personales sino de respetar los de otros.