
¿La mejor torta del mundo? TasteAtlas vuelve a reconocer a la cemita poblana
Yass Guevara
La cemita poblana no solo es un antojo irresistible para los poblanos, también es un platillo que sigue conquistando paladares a nivel mundial. Una vez más, este emblemático alimento fue reconocido por el sitio internacional de gastronomía TasteAtlas, que lo colocó en el lugar #46 de su ranking global de los mejores sándwiches del mundo.
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— TasteAtlas (@TasteAtlas) July 8, 2025
Esta plataforma especializada la describe como:
Un popular sándwich mexicano originario de Puebla, compuesto por un pan fresco espolvoreado con ajonjolí, relleno de finas hebras de queso, rebanadas de aguacate, chiles jalapeños en escabeche, pápalo (una hierba de sabor único) y milanesas de carne como cerdo, res o pollo, todas empanizadas. El sándwich también puede llevar jitomate, lechuga y mayonesa. El nombre cemita se refiere tanto al pan como al emparedado en su totalidad.
Este reconocimiento internacional no es nuevo, pero sí representa un motivo de celebración para la cocina poblana, que sigue siendo referente de sabor, identidad y tradición. La cemita no solo es un alimento, es toda una experiencia que inicia desde que se escucha el crujir del pan hasta que se da el primer mordisco con queso de hebra, Oaxaca, quesillo o como quieras llamarlo, estirándose sin piedad.
¿Con o sin pápalo? El eterno debate
Aunque su receta tradicional incluye pápalo, esa hierba aromática de sabor terroso e intenso, lo cierto es que hay quienes prefieren omitirlo, generando uno de los debates más clásicos entre los poblanos. ¿Autenticidad o gusto personal? Lo importante es que la cemita tiene la capacidad de adaptarse a cada paladar sin perder su esencia.
Rarezas que sorprenden
Si bien la más conocida es la cemita de milanesa, existen versiones menos populares, pero igual de creativas, como la cemita de chalupas, que junta dos íconos poblanos en un solo pan; o las cemitas con frituras, que rompen la tradición con un toque crujiente y salado que ha comenzado a ganar seguidores, sobre todo entre los más jóvenes.
Un pan con historia
El pan cemita, que le da nombre al platillo, tiene sus raíces en la panadería conventual del siglo XIX. Su textura ligeramente dura por fuera y suave por dentro lo convierte en el lienzo perfecto para cargar los ingredientes que dan vida a este tesoro culinario.
La cemita no solo es un reflejo del ingenio gastronómico poblano, también es una muestra de cómo la tradición puede viajar, adaptarse y seguir siendo aplaudida en cualquier parte del mundo. Y aunque esté en el lugar 46 del ranking, para muchos poblanos ocupa el número uno en el corazón… y en el antojo.