La Fuente de los Muñecos: La leyenda de los hermanos desaparecidos en el Barrio de los Catrines

Un lugar tranquilo, vecinos también eran las personas dedicadas al mantenimiento de las quintas que se conocían entre ellos y se vivía un ambiente pacífico y agradable.

Una mañana lluviosa, un caballerango de la finca de Ávila Camacho, preparaba a sus hijos, una niña y un niño de 6 y 7 años para ir a la escuela y salieron de su casa.

Transcurrieron las horas y cuando dio la hora a la que usualmente los niños volvían de clases los padres notaron la ausencia de ellos por lo que inmediatamente entre los vecinos, que apreciaban mucho a esta familia, se organizaron grupos para recorrer cada rincón de la zona.

Pasaron los minutos, las horas y la tormenta no daba tregua, poco a poco la esperanza se fue agotando y después de arduos días de búsqueda se llegó a la conclusión de que los inseparables hermanos habían caído a uno de los pozos aledaños a la finca, sus cuerpos jamás fueron encontrados.

Al enterarse de esto, Maximino Ávila Camacho mandó a erigir una fuente adornada con talavera y en el centro la representación en piedra de los dos hermanitos que jamás fueron encontrados.

Durante años vecinos del barrio de Xonaca comentan que por las noches las pequeñas estatuas cobran vida y deambulan por las estrechas y empedradas calles jugando y riendo, justo antes del amanecer ambos corren a su sitio de descanso y con los primeros rayos del sol vuelven a petrificarse adornando el cruce de las actuales calles 22 Oriente y 18 Norte.