Los paraísos fiscales son las brujas de 2021
“Hoy la guerra ha quedado deslegitimada y,
aunque más tardíamente, está sucediendo
lo mismo con el sistema penal, pese al enorme
esfuerzo propagandístico con que los medios
de comunicación social tratan
de evitar este resultado.”
Eugenio Raúl Zaffaroni
Resulta que en la reunión de los G-20, que está conformado por la Unión Europea, Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Reino Unido, Sudáfrica y Turquía, y a la que por cierto el Presidente actual de nuestro país no acostumbra acudir, llegaron a un acuerdo en donde cada quien, en sus propias legislaciones y sistemas tributarias, se encargará de crear un impuesto mínimo del 15% a los monopolios y oligopolios del mundo, con la finalidad de que paulatinamente terminen las grandes ventajas competitivas con que cuentan estas empresas mundiales cuando se encuentran ubicadas sus sedes en países en donde el impuesto sobre las utilidades es menor al 15%, y que esas corporaciones solamente son las que tienen la capacidad de ubicarse en esos estados, que son los denominados “paraísos fiscales”, en donde adicionalmente se encuentran encubiertos los propietarios de grandes fortunas en sus bancos e instituciones financieras.
Pero, ¿cuál es el problema de esos grandes monopolios?, en primer término, resulta que se convierten en grandes riquezas y patrimonios, motivo por el cual provocan amplias desigualdades, y es que a decir del profesor italiano Luigi Ferrajoli, cuando existen excedentes de ganancias y de patrimonio entre las personas y las empresas en general, esto permite que sean usados ya no para la expansión de esas empresas y de su dominio, sino para controlar los gobiernos, para provocar corrupción y otros delitos que implican cada vez más una mayor desigualdad en los países.
Por ello es que resulta necesario limitar estas grandes compañías, pero no porque se esté en contra de las empresas nacionales por parte de estas políticas públicas de los países, sino para evitar el uso de esas estrepitosas ganancias de esas empresas trasnacionales con el control a gobiernos, partidos políticos, políticos y servidores públicos.
Esta conformación de los grandes monopolios absorben el mercado de un determinado giro o actividad económica, revientan a la competencia, fijan los precios de los productos, dominan a los proveedores, controlan gobiernos e impuestos para su beneficio. Esto se pudo persuadir ya desde el siglo XIX, pues en esos tiempos el filósofo alemán Friederich Nietzche, sostuvo: “Las instituciones liberales, una vez impuestas, dejan de pronto de ser liberales; posteriormente, nada daña en forma tan grave y radical la libertad como las instituciones liberales”, es decir, esas empresas son los monopolios, es el cáncer del liberalismo del siglo XVIII que hoy lo estamos viviendo en prácticamente todo el mundo.
Dentro de los problemas que causan los monopolios son las grandes diferencias que acaban con la economía de los países si estas empresas se lo proponen, para ello basta con poner como ejemplo los países de Europa del Este y particularmente, Latinoamérica, como es el caso en particular de muchos de los países de Centroamérica y qué mejor ejemplo que lo vivido por Guatemala con la empresa que dominaba la producción y comercialización del plátano que exterminaban en la década de los sesenta del siglo pasado a los pueblos de origen, expulsaban de sus tierras a los campesinos y deponían a los presidentes de ese país.
Cabe hacer mención que adicionalmente a esta decisión se tiene como antecedente la publicación por medio de Internet de las listas de los empresarios, artistas, deportistas, políticos en el denominado “Pandora papers”, en donde se puso a la opinión pública mundial el nombre de todos aquellos sujetos de una diversidad de naciones del uso que hacían de las empresas offshore para que pudieran esconder sus fortunas, muchas de las ocasiones mal-habida, otras de las ocasiones no, pero por el temor en sus naciones, en donde México no es la excepción, de ser secuestrados, asesinados, etc.
Pareciera que se está consagrando un consenso mundial en donde esos paraísos fiscales, pudiera suceder, que en algunas décadas, ya vayan de salida. Lo cierto es que al mundo le interesa que existan menos descontroles políticos, económicos, sociales, jurídicos y por ello estos paraísos fiscales son las brujas del siglo XXI que hay que exterminar, como en los tiempos del mundo pre-moderno con las mujeres, donde desafortunadamente fue la única forma en la que se justificó el poder de esos tiempos, y que en el caso, no estamos muy lejos de esa apreciación. (Web: parmenasradio.org).