Opinión

Navidad japonesa: ¿Cómo viven las familias con hijos pequeños?

10 diciembre, 2025 12:43 pm
Alejandro Kasuga

La semana pasada comentábamos que en Japón, la Navidad para los jóvenes, se vive principalmente como una celebración romántica. Es una noche para cenar con la novia o el novio, intercambiar regalos y disfrutar un ambiente íntimo. No es raro que los restaurantes estén llenos y que los hoteles se queden sin habitaciones en esta fecha tan esperada por las parejas.

Sin embargo, esa es solo una cara de la Navidad japonesa.

Hoy quiero enfocarme en la otra cara: la Navidad en los hogares con niños pequeños, donde la celebración se transforma completamente. Aquí ya no se trata del romanticismo juvenil, sino de la ilusión infantil, la convivencia familiar y una tradición que para muchos resulta sorprendente: la cena navideña con KFC, que se ha convertido en un símbolo de la temporada para millones de familias.

El sentido de la navidad japonesa para los niños

En Japón, la Navidad es vivida por los niños como una mezcla de ilusión, convivencia y expectativa, muy similar al Día de Reyes en México, pero sin un trasfondo religioso. Para ellos, el 24 de diciembre es una noche “especial”, similar a una noche mágica en la que algo extraordinario sucede en casa.

Aunque la mayoría de las escuelas primarias japonesas no enseñan sobre Navidad como celebración espiritual, sí organizan actividades y festivales de invierno en los que los niños cantan villancicos en inglés, intercambian tarjetas hechas a mano o decoran pequeños árboles en el aula. Lo interesante es que, para los niños, la Navidad se convierte en un momento de convivencia familiar, en el que esperan una cena diferente y un regalo modesto, pero significativo.

No se trata del consumismo que vemos en otros países. En Japón los regalos para los niños suelen ser uno, máximo dos, y generalmente relacionados con algo educativo o creativo: un libro, un rompecabezas, materiales para dibujar o algún juguete que ellos mismos han pedido con discreción. El mensaje implícito es siempre el mismo: Navidad = un momento para la familia.

La cena navideña: ¿Por qué los niños japoneses esperan KFC?

Para muchas familias con hijos pequeños, la cena navideña se ha convertido en sinónimo de Kentucky Fried Chicken. Puede sonar extraño para un mexicano acostumbrado al pavo, los romeritos o el bacalao, pero para un niño japonés, el balde rojo de KFC es símbolo de Navidad.

Y la razón está en la historia que explicamos la semana pasada: una campaña publicitaria que en 1974 supo leer muy bien la cultura japonesa. La idea era sencilla: si Japón no tiene la tradición del pavo navideño, ¿por qué no crear una alternativa? Y así nació la frase que, hasta hoy, sigue marcando la temporada: “Kurisumasu ni wa Kentakkii” — En Navidad, Kentucky.

Con el paso de las décadas, esta idea se convirtió en costumbre. Y hoy, para millones de niños japoneses, abrir un balde de pollo crujiente en la mesa familiar es el equivalente emocional a abrir un pavo en una casa mexicana. Algo especial, algo que no ocurre todo el año, algo que marca el inicio de una noche diferente.

Los niños lo viven como un ritual familiar. Las familias lo viven como una forma práctica de compartir la cena sin estrés. Y KFC vive su día de ventas más importante del año. El 24 de diciembre, en Japón, las filas afuera de KFC parecen las de un concierto. Hay familias que hacen reservas con semanas de anticipación, y niños que cuentan los días esperando su “cena navideña”.

Una navidad para la convivencia, no para la solemnidad

Algo que sorprende a quienes visitan Japón por primera vez en estas fechas es que los hogares no están llenos de referencias religiosas, pero sí de símbolos de convivencia: pasteles navideños decorados con fresas y crema, pequeños árboles artificiales llenos de luces, cartas hechas a mano por los niños y mesas listas para compartir algo distinto.

Para los niños japoneses, la Navidad es sinónimo de familia, de pasar tiempo juntos, de recibir un detalle y de tener una cena que asocian con celebración. Lo que en Japón se valora es la atmósfera especial. El sentido es emocional, no espiritual. Pero la esencia —unir a la familia— sigue siendo universal.

¿Qué podemos aprender en México?

Observar cómo celebran la Navidad las familias japonesas nos deja varias lecciones. Primero, que la importancia de una festividad no siempre depende de su origen, sino del sentido que la sociedad le da. Segundo, que las tradiciones pueden construirse, adoptarse o adaptarse cuando tienen un propósito claro: fortalecer la convivencia familiar. Y tercero, que los niños son siempre el núcleo de las tradiciones. Ellos convierten cualquier costumbre —sea religiosa, cultural o incluso comercial— en un momento lleno de significado.

Quizá la cena de KFC en Japón no tiene la solemnidad del pavo en México, pero tiene algo igual de valioso: el poder de reunir a las familias y de crear recuerdos que los niños atesorarán toda su vida. Al final, tanto en México como en Japón, la esencia de la Navidad es la misma: estar juntos.

Reflexión final

Con esta reflexión cierro la columna de esta semana, dándole continuidad al tema de la Navidad desde la perspectiva japonesa, pero ahora enfocándola en cómo la viven los niños y cómo esta visión familiar ha permitido que tradiciones tan peculiares —como la cena de KFC— se conviertan en parte de la identidad cultural del país.

Nos encontramos en la siguiente entrega, siempre con el gusto de compartir estas historias que nos acercan a comprender mejor a Japón y también a nosotros mismos.





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