¿Por qué siempre los Pumas?

28 abril, 2021 10:23 am

«Pienso que no sólo hay que calmar a los
hinchas del fútbol, sino que hay que calmar
también al ser humano».

Gabriel García Márquez

¿Qué está sucediendo últimamente con la UNAM?, ¿qué sucede con las instituciones emblemáticas de la enseñanza en México? Quizá lo que está sucediendo, en los últimos años, en las gradas de fútbol con los aficionados de esa noble institución es una muestra de su propia crisis educativa y de la misma sociedad actual; crisis que no es sólo futbolística, sino que va más allá.

Desafortunadamente, desde hace mucho tiempo, la unam no es la «máxima casa de estudios», el símbolo de la educación de vanguardia del país; lo que es una verdadera preocupación, porque si así está la Universidad de México, ¿qué se puede esperar del resto de las instituciones educativas de México? Basta como muestra lo que ha sucedido con sus institutos de investigaciones con la pandemia: todos confinados.

En estos días, después de más de un año que no se abren los estadios ni, en general, los espectáculos en masa, ahora cuando se dio la oportunidad con la apertura del Estado Cuauhtemoc, nuevamente florece la violencia y, en particular, con los aficionados de la unam. Sin embargo, sus muestras de violencia no son nuevas.

Ya hace aproximadamente tres años que también jugaron en Puebla; en esa ocasión, con el desaparecido Lobos de la BUAP, cuando mostraron la «garra puma» que nadie quiere observar. La afición rompió todo lo que se encontró camino al estadio de la ciudad universitaria de Puebla. En su ruta por la colonia San Manuel, dejaron huella de su paso: tiendas con vidrios rotos y saqueadas, coches rayados y golpeados, ventanas de casas rotas, etc.

Es sabido que la femexfut, «s.a. de c. v.» poco puede hacer y, además, no tiene interés en hacer algo sobre hechos así; no le importa, porque no reditúa en ganancias. Por ende, las agresiones, como la del viernes 23 de abril de 2021 aquí en el estadio de Puebla, pasan simplemente a la historia.

Esta violencia, particularmente, por parte de una afición que era muestra de ser noble y «pensante» en los años setenta y ochenta del siglo pasado, indica que algo le pasó con el tiempo, como también ocurrió con toda nuestra sociedad. Esto es algo que debe ser tomado más en serio, pero no solamente por las medidas de seguridad en los estadios.

Lo más viable sería prohibir que durante un torneo completo ese equipo juegue con asistencia de la afición, tanto de local como de visitante; ya que, con medidas como esa, se evitaría que suceda en México algo como la «Tragedia de Hillsborough», que provocó 96 muertos en el estadio de Inglaterra en el lejano 15 de abril de 1989.

Lo más preocupante es que, si la afición de la casa de estudios más importante del país (por lo menos, eso dicen las estadísticas que se publican de las universidades del mundo o, bien, así se muestra con el presupuesto de egresos de la federación por el monto que representa mantener esa universidad), entonces ¿qué está sucediendo con los estudiantes de las demás instituciones educativas, sean privadas o públicas, del país?

Como muestra está simplemente lo que ha sucedido desde al año 2000 con el auditorio Justo Sierra de Ciudad Universitaria en Ciudad de México, el cual ha sido tomado, aparentemente, por estudiantes y no es utilizado para eventos académicos. Un recinto donde estuvieron personajes de la cultura mundial, como Charles de Gaulle, el filósofo Umberto Eco, Julio Cortázar, Mario Benedetti, Octavio Paz y Pablo Neruda. Bien decía el premio Nóbel de literatura Gabriel García Márquez: «Pienso que no sólo hay que calmar a los hinchas del fútbol, sino que hay que calmar también al ser humano y cambiar el modo de ser de la sociedad, porque los estallidos de violencia en el fútbol no son más que la proyección de eso.

Hay que cambiar las mentalidades y pacificar al ser humano». Definitivamente, es urgente hacer algo con el fútbol, pero, principalmente, con las universidades, los estudiantes y la sociedad en general. (Web: parmenasradio.org).





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