Opinión

¡Que la ciudadanía se defienda sin abogados!

31 agosto, 2024 12:33 pm
Silvino Vergara Nava

“Será muy difícil a corto plazo automatizar

empleos que requieren inteligencia creativa,

inteligencia social o sentido común, porque

falta bastante tiempo para que la inteligencia

artificial sea tan buena como los humanos

en estos campos.”

Nick Bostrom

Director del Instituto para

el futuro de la humanidad

Oxford, Inglaterra.

Con el afán de mejorar la administración de justicia, la defensa de los derechos de los gobernados, en este mes de agosto de 2024, la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación; Lenia Batres sostuvo que pudiera evitarse asistirse de abogados por parte de la ciudadanía y que, para ello pudiera hacerse uso de formatos sencillos en su llenado y mejorar con ello el acceso a la referida administración de justicia. Incluso, se sostuvo que se pudiera hacer uso de la inteligencia artificial para poder ir sustituyendo a esos profesionistas siempre mal vistos por el pensamiento y sistema central que son los abogados.

Las preguntas al respecto son: ¿Por qué sustituir a los abogados?, ¿qué han realizado los abogados que son tan molestos?, ¿Qué hará la inteligencia artificial por los justiciables? Lo cierto es que a partir de lo que sucedió con la pandemia, es una realidad que se revolucionó la tecnología de la información, por lo menos, se hizo más usual por la generalidad de la población. Antes de la pandemia, no se conocía de mucha de la tecnología para comunicarse como son las video llamadas, etc., además, que aprovechando los cierres y paros por la pandemia muchas de las industrias más tecnificadas, aprovecharon el tiempo para mejorar sus procesos de producción, al grado de que cuando regresaron los empleados, solamente acudieron por su liquidación, pues ya no contaban con su trabajo, al haberse sustituido por maquinas.

El problema de asumir que solamente con unos formatos se puede defender el gobernado es muy complejo, eso la misma teoría del derecho ya lo ha abordado, no es nada nuevo, incluso, dentro de la teoría del derecho se cuenta con un área que se denomina: “teoría de la decisión judicial” y en ella, se hace una clasificación de los casos jurisdiccionales, en donde se establece el grado de complejidad de los asuntos jurídicos, no por cuantías, no por materias, no por regiones territoriales, sino por el caso de, qué tanto se requiere de racionalidad para poder resolver esos asuntos.

Así, contamos con que los casos más sencillos, mas fáciles, es a lo que se ha denominado como: “los casos rutinarios”, que propiamente son los casos en masa, los que reciben los tribunales en kilos de demandas y que estos ya están propiamente mecanizados, no se requiere más que la aplicación mecánica de la norma al caso concreto. Los formatos y llenados de declaraciones, formularios de pago de impuestos, las famosas “foto multas”, son un ejemplo de ello, en donde no se requiere de la mano humana para poder aplicar el derecho.

El problema es que, si bien esos son los casos masa, o los casos rutinarios, eso no es todo, se cuenta con otro tipo de casos en donde se requiere de mayor capacidad de análisis jurídico, como es el caso de los problemas en donde la norma no es clara, existe penumbra u obscuridad, por ende se necesita de la interpretación humana, o bien, en aquellos en donde pueden aplicarse dos normas al mismo tiempo, pero que resultan contradictorias, los casos en que hay lagunas, es decir, las regulaciones no establecen algo al respecto que permita la resolución del problema, también se cuenta con los casos en donde se deben de ofrecer prueba periciales, ingenieros, contadores, médicos, etc., y lo más complicado que son aquellos en donde se debe de elegir cual derecho humano se debe de priorizar, habiendo que excluir otro derecho que proteger.

Para todos esos casos, como lo cita el científico ingles Nick Bostrom, se requiere de inteligencia creativa, de sentido común, que, en el campo jurídico se denomina: “criterio jurídico”, y eso solamente corresponde, por el momento, al ser humano, es decir a quienes ejercen la profesión de abogado. Claro que, el problema que se pretende resolver por la ministra es la existencia de tanto cuasi-abogado, tinterillo, rufián, vividor, que ha explotado esa profesión en perjuicio de los justiciables, es decir, del ciudadano de a pie, pero para ello hay otras medidas que se pueden aplicar sin necesidad de deja a su surte a los gobernados con la simple inteligencia artificial, que por el momento aun sigue siendo una herramienta útil para aquellos casos rutinarios o en masa, pero no para lo más complicado jurídicamente, que para ello se necesita del “olfato jurídico” del abogado. (Web: parmenasradio.org)





Relacionados

Back to top button