
¿Quién detiene la arbitrariedad bancaria?

Silvino Vergara Nava
“Llamo poderes salvajes a todos aquellos poderes
—estatales, económicos, financieros, mediáticos—
que, al no estar sujetos a los vínculos de
la legalidad constitucional ni a controles
democráticos efectivos, pueden imponerse de
forma arbitraria, erosionando la democracia.”
Luigi Ferrajoli
En estos tiempos de cambios mundiales, en donde estamos pasando de un momento que duró mucho tiempo de un capitalismo productivo, en donde se requería de la apertura económica de la facilidad en hacer negocios, de la fluidez de los movimientos económicos y del dinero, resulta que hemos pasado a un capitalismo de la vigilancia, en donde no permitimos que las personas maniobren, que no puedan tener movimientos, es más que sean estáticos en la producción, pero no en el consumo, es evidente que hoy consumimos lo que generaciones enteras nunca consumieron.
Así, los delitos de mayor envergadura actualmente en las naciones, para estimular solamente el consumo y no la producción, ni la competencia económica, regla de oro del capitalismo clásico, no es cometer genocidios o politicidos, eso es lo de menos, lo preocupante son los delitos de lavado de dinero, asistencia y financiamiento al terrorismo, y los similares, esos son los delitos de mayor importancia para el sistema mundial, que si analizamos un poco la historia observaremos que las grandes empresas transnacionales lograron ese posicionamiento, y esa fuerza gracias a esos delitos, basta con recordar el crecimiento de las empresas en Chicago con la prohibición del alcohol en la década de los veinte del siglo pasado, y así podemos enumerar una gran cantidad de empresas ahora de nivel mundial que realizaron ese tipo de operaciones para ubicarles en donde se encuentran actualmente, pero estas son las que mantienen la economía mundial, a los organismos internacionales y por ello, han implementado ese ambiente generalizado en las naciones de perseguir aquellos delitos, que en el fondo del asunto son para evitar que tengan esas grandes compañías competencia alguna.
Atendiendo a ello es que las naciones le han dado prioridad a esos delitos, mas que a otros, se han legislado sobre estos, se han incrementado los tipos penales, se han aumentado las sanciones, se ha ensanchado el número de autoridades que pueden perseguir esos delitos de lavado de dinero y sus derivados, es decir, hoy una de las tareas de las naciones es cumplir con todas estas encomiendas de vigilancia, lo esencial en el capitalismo actual.
Pero, eso no es todo, ahora se obliga a los pequeños bancos, aquellos simplemente locales o regionales, a vigilar a sus ahorradores e inversionistas, desde luego, a los pequeños, no a los grandes clientes bancarios, a esos no se les toca, pero a estos pequeños o micro se les cuestiona, se les investiga, se les averigua, con el fin aparente de que no realicen y comentan esos delitos, y con la mínima sospecha de un gerente sin preparación alguna para ello, mas que unos cuantos meses de cursos semi-intensivos, o bien, por decisiones de un departamento o área bancaria diseñada para el supuesto análisis de esos casos que, lo que menos tienen es preparación y rechazan a los clientes e inversionistas, para justificar que están “haciendo algo”, que están cumpliendo con su tarea de vigilar que no se cometan esos delitos de lavado de dinero, que son los mismos que los propios bancos hacen todos los días, pero estos a escala mundial, en resumen, no quieren la mínima competencia y por su parte, justifican su existencia dañando a los pequeños usuarios de la banca.
Y la respuesta de las instituciones gubernamentales es simplemente el darles la razón sobre esas políticas de cerrar las puertas a las pequeñas empresas, a los pequeños ahorradores, porque “están combatiendo ferozmente esos delitos de lavado de dinero”, cuando sin averiguación alguna, sin previo aviso, sin audiencia previa sin aclaración de por medio, toman la decisión estos banquitos de cerrarle las puertas a un cliente, como si con ello sea suficiente para justificar su existencia: ¿Cuando se iba a ver en los tiempos del capitalismo productivo clásico, que se cerraran las pertas de un banco a un cuentahabiente?, pues ahora si, en este capitalismo de la vigilancia, en donde no se requiere de sujetos empresarios, se requiere simplemente de consumidores.
El problema es que no hay instancias gubernamentales efectivas para poder exigir frente a los bancos la reparación de sus atrocidades, hay que recordar que el banco no es un servicio privado más, se ha convertido por disposiciones y obligaciones fiscales en un servicio público, desde luego que dirigido a los contribuyentes como obligación el contar con una cuenta bancaria, pues de un simple repaso a la legislación fiscal, se puede detectar con facilidad que es un obligación darse de alta ante las autoridades hacendarias y contar con una cuenta bancaria, por ende, no es un servicio más los servicios bancarios, se esta volviendo un servicio que es público, desde luego, manejado por empresas particulares como muchos servicios públicos actuales.
Por ello es que, no puede permitirse en los sistemas jurídicos que estos bancos le cierren las puertas a los ahorradores a sus usuarios, simplemente para justificar que están haciendo su labor de combatir “el lavado de dinero” y otras fechorías más, porque simplemente lo que se hace con estas medidas es dañar a la economía pequeña que la finalidad, se insiste, los grandes monopolios no quieren competencia alguna, y para eso están los servicios bancarios para detener el crecimiento de cualquiera, sobre todo esos bancos pequeños, que subsisten muchas de las ocasiones de fuentes de inversión no conocidas, incluso por las autoridades hacendarias, en fin en estos tiempos de la vigilancia bancaria, ¿Quién detiene la arbitrariedad de los bancos?
(Web: parmenasradio.org)