Una detección temprana del trastorno de la pedofilia podría prevenir actos pederastas
Redacción.- Recientemente el Vaticano agregó al Código de Derecho Canónico un artículo que castiga la pederastia y los abusos sexuales contra menores de edad cometidos por sacerdotes. La medida, exigida durante años por las víctimas, amplía los periodos de prescripción —lo cual otorga mayor tiempo para denunciar— y establece una indemnización a las personas afectadas.
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De esta manera, uno de los sectores más reacios a establecer leyes para proteger a infantes y adolescentes de delitos sexuales reconoce la magnitud del problema. Sin embargo, estos abusos no son exclusivos de algún sector, y lo que ha demostrado la evidencia es que aunque existan sanciones, el fenómeno no disminuye.
Según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la pedofilia —atracción sexual que una persona adulta siente por los menores de edad que da paso a la pederastia, el abuso como tal— es un trastorno parafílico; estos trastornos están incluidos en la lista de trastornos mentales del comportamiento y del neurodesarrollo.
Para el investigador del centro de Adicción y Salud Mental de Toronto, James Cantor, quien ha realizado diversos estudios neurológicos con pederastas, la clave para frenar la pedofilia y sus posteriores consecuencias es entenderla justo como una enfermedad, pues asegura que es un trastorno mental con el que se nace.
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Cantor señala que en los cerebros de los pedófilos que estudió tenían un “cableado” distinto al de las personas que no lo son, algo descrito por él como “cables cruzados” en el cerebro. Esto podría derivar, apunta, del estrés materno o la malnutrición en las etapas tempranas del embarazo.
Cuanto más podamos enfocarnos en exactamente qué y cuándo está pasando, mayor es la posibilidad de prevenir su desarrollo”, dice Cantor en entrevista para BBC Mundo.
Al respecto, el director de un centro de intervención para agresores sexuales en Gales, Kevin Gallaguer, explica al mismo portal que “la mayor parte de jóvenes de cualquier edad que incurren en comportamiento sexual inadaptado con otros niños lo abandonarán cuando crezcan o, con la ayuda y la intervención adecuada, son capaces de entender de dónde viene eso”.
En ese sentido, el director de la Clínica de Comportamientos Sexuales en el Centro de Salud Mental Royal Ottawa, Paul Fedoroff, agrega que suspendiendo el deseo sexual a través de un tratamiento médico temporal se pueden eliminar estas filias, permitiendo a los involucrados desarrollar una vida convencional.
