Puebla

Lourdes: de abuela a madre, una emotiva historia de amor y sacrificio

26 agosto, 2023 6:12 pm
Liliana Tecpanecatl

Lourdes tenía 46 años cuando la vida la sorprendió convirtiéndola en una abuela temprana y ahora a sus 62 años de edad, las circunstancias la han obligado a ejercer una maternidad tardía.

Su hijo y nuera decidieron formar una familia a la edad de 17 y 16 años respectivamente, pero luego de 9 años concluyeron su relación. Ella formó un nuevo hogar, él se independizó de la casa paterna, ambos se fueron y los dos dejaron a Diego. Lourdes, su abuela se volvió su mamá.
“Al principio Diego sí se fue con su mamá, pero ella volvió a casarse, y cuando iba a tener a su segunda hijita me dejó al niño, quedamos que iba a ser nada más durante su convalecencia, pero nunca regresó, me lo dejó; y mi hijo un día dice ya me voy, voy a ser independiente y pues tampoco dijo, me llevo a mi niño, nos los dejó”.
Lulú y Jerónimo, su esposo y también abuelo de Diego, han asumido la responsabilidad total del chico que ya cursa la preparatoria. Criar a un adolescente en estos tiempos no es un reto menor, pero hacerlo desde el umbral de la tercera edad es todo un desafío.
“Es muy, muy difícil estar en la crianza de un adolescente a nuestra edad, por ejemplo yo, volverme a levantar temprano porque se va a la escuela, prepararle el desayuno, su abuelo lo lleva a la escuela, irlo a traer, es difícil”.
Además corren tiempos inusitados. Lourdes es madre en una época en dónde los chicos están inmersos en una tecnología que le es ajena, utilizan formas de comunicación que no logra entender. Los riesgos abundan, las malas compañías acechan y Lulú se siente un poco en desventaja frente a otros padres más jóvenes.
“Hay muchas cosas que yo ya no entiendo y que no son como eran antes, mientas él estaba pequeño fue casi igual que con mis hijos, ahora sí que le daba el ancho, pero ahora que ya está siendo un jovencito, ya son otras cosas las que a él me distraen y ya no entiendo, ahora con la pandemia trataba de apoyarlo lo más que podía pero cómo estuvo en computadora, yo en lo más mínimo se de computadoras”.
Por si fuera poco, también le preocupa la situación económica, porque es un hecho que Lourdes y Jerónimo ya deberían estar ahorrando para su retiro, en cambio, ahora mismo se truenan los dedos para comprar lo necesario para el regreso a clases. Las abuelas y su trabajo, afirma Lulú no tienen recompensa.
“No, definitivamente no es valorado nuestro papel, ni siquiera creo que se den cuenta del gran esfuerzo que hace uno como persona mayor porque ya grandes te cansas, dices quisiera quedarme acostado toda la tarde y ya no se puede, incluso económicamente, el dinero que tal vez deberíamos guardar para nuestra vejez lo estamos disponiendo para nuestro niño”.
Lulú comenta con tristeza que conoce a muchas abuelas en su misma situación y pide a los padres actuar con responsabilidad. No es papel de las abuelas criar y proveer, aunque lo hagan con amor. No traigan niños al mundo, si no se harán cargo de ellos.
“No saben cuánto daño le hacen a los niños, aunque no se vea, si hay resentimientos, si hay repercusión, piensen bien antes de tener un hijo, si lo van a poder cuidar, si lo van a poder criar, si no, que no traigan niños al mundo que vienen a sufrir, y cuando no hay abuelitas se tienen que aguantar la vida que les den”.
Pese a todo, Lulú afirma que Diego es su motor. La espléndida sonrisa de su muchacho llena sus días de motivos. A través de su crianza, Lourdes experimenta el grado superlativo del amor materno y todo el tiempo, dinero y amor que le brinda, lo da por bien invertido.
“Estoy dando lo mejor de mi, creo, siento, que te trato de dar lo mejor de mi, pero no lo se, no se si estoy en lo correcto”.
Lulú ha salvado a Diego, él tiene una abuela súper héroe.




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