En busca del sentido de la vida
Descubrir el sentido de nuestra vida es, sin duda alguna, el mayor acto creativo que podamos realizar; y si tenemos la fe y la conciencia para hallarlo, será el motor que nos ayudará a enfrentar cualquier tipo de adversidades.
Encontrarlo requiere tener la actitud para buscarlo y perseverar en ello, pese a las dificultades cotidianas. Jamás perder la fe y la esperanza ante cualquier adversa circunstancia y, por el contrario, persistir y actuar en consecuencia con “el poder de la intención”, para que el Universo nos sorprenda.
El dolor y la adversidad, como lo que estamos viviendo en esta pandemia, son acontecimientos que nos colocan a las puertas del camino para encontrarlo. La apertura o ensanchamiento de nuestra conciencia nos ofrecerá la inspiración y la luz para descubrirlo; es en el mundo y no dentro de nosotros, donde hay que buscarlo. La vida exige a cada uno una contribución, y depende de nosotros saber en qué consistirá.
En cierta medida, el sufrimiento deja de ser sufrimiento en el momento en que adquiere sentido. Si hay sentido en la vida, deberá haber sentido en el sufrimiento. “Si no está en nuestras manos cambiar una situación que nos produce dolor -como dijera Víctor Frank, creador de la Logoterapia-, siempre podremos escoger la actitud con qué afrontarlo.”
La Logoterapia es una corriente de la psicología que propone la voluntad del ser humano para encontrar un sentido a la vida, que representará una motivación primordial que le permitirá la paz del alma, y a la vez, la base principal para desencadenar, en caso de enfermedad, su proceso curativo.
El Dr. Frank (1905-1997), neurólogo y psiquiatra, fue un protagonista en la segunda guerra mundial de la prisión nazi en los campos de concentración en Auschwitz y Dachau. Como judío, vivió la terrible experiencia de ser destinado a esos campos de concentración, siendo espectador en un primer plano de la total desesperanza y aniquilación, a todos los niveles, del ser humano. Durante tres largos y penosos años en los que permaneció prisionero, tuvo el tiempo y las circunstancias para descubrir que el hombre tiene la capacidad y la libertad para encarar y enfrentar cualquier terrible experiencia con dignidad y esperanza.
En “El hombre en busca de sentido”, Frank nos habla de nuestra responsabilidad ante la vida, de la importancia de que encontremos su sentido y de nuestras potencialidades, como seres únicos e irrepetibles que somos, así como de la enorme plenitud y sabiduría que supone comprender cuál es nuestro cometido y llevarlo a cabo a pesar de las circunstancias más adversas.
Un pasaje estremecedor, relatado en su biografía, es cuando frente a su mujer las tropas alemanas lo llevan prisionero, y ante la imposibilidad de defenderse por la abrumadora fuerza, le grita “haz todo por vivir”. “Al cabo de un tiempo en el campo de concentración, no sabía si mi mujer estaba viva ni tenia medio de averiguarlo, pero para entonces ya había dejado de importarme, no necesitaba saberlo, nada podía alterar la fuerza de mi amor, de mis pensamientos o de la imagen de mi amada”.
“Vi la verdad que está en las canciones de muchos poetas y que forman parte de la sabiduría de muchos pensadores. La verdad es que el amor es la meta más importante a la que un hombre puede aspirar. La salvación del hombre es a través y por el amor.”
Darle sentido a nuestra vida es revestirla de amor y de fe, es encontrar en el servicio a los demás una razón para vivir y ser feliz, como el Doctor Fausto, en la novela inmortal de Goethe.
Gracias querida Puebla. Te recuerdo, “LO QUE CUESTA DINERO VALE POCO”.