Orilló el covid a docentes a laborar 24 horas al día
Puebla, Pue.- La pandemia de covid-19 no solo frenó la actividad laboral, comercial, turística, religiosa o del entretenimiento, sino también la escolar, pues al implementarse la Jornada Nacional de Sana Distancia, el 23 de marzo de 2020, aproximadamente 33.6 millones de alumnos se enfrentaron a grandes retos.
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Desafíos que, a la par, tuvieron que sortear 1.7 millones de docentes de todos los niveles del Sistema Educativo Nacional, quienes, además, se transformaron en trabajadores de 24 horas y convirtieron sus hogares en salones de clases, así como en oficinas.
Omar Rodríguez Tello, profesor de preparatoria y universidad, aceptó que no imaginó el impacto que tendría la pandemia en su actividad laboral, por lo que recibió de buena manera el cierre temporal de las escuelas y posteriormente la implementación del esquema virtual: “no me generó gran problema, al principio, porque no sabía lo que se venía”, refirió.
Estrés, fue su primera sensación, al percibir que se multiplicaron sus funciones y se duplicó su trabajo, ya que no solo era impartir clases, sino responder el teléfono prácticamente las 24 horas, de ahí que el mismo celular también se convirtió en un instrumento para laborar.
Me empecé a llenar de estrés porque no solo era dar clases, sino responder, ser maestro de 24 horas, porque tu celular propiamente deja de ser tu celular y se vuelve un instrumento de trabajo. Tu casa se convierte en una oficina y propiamente se vive en tu oficina; a nadie le gusta vivir en el trabajo”.
Pese a lo complicado del periodo de adaptación, mismo que englobó problemas de internet y hasta solidaridad con los jóvenes debido a que muchos tuvieron que trabajar para pagar sus estudios e incluso ayudar a sus padres porque fueron despedidos por la crisis económica, se volvió normal, práctico y hasta agradable.
En algún momento, acepto, sí fue sumamente práctico y agradable tener clases en casa porque me evitaba una hora de manejar a mi centro de trabajo, lo cual era bastante bueno, el pago de gasolina y pensión, menos estrés al manejar, me parecía más cómodo cuando ya me adapte a esta situación. Desayunaba en casa, todo lo tenía al alcance de la mano. Podría decir que después de los primeros meses de caos, terminó por gustarme”.
Sin embargo, llegó el sistema híbrido, el esquema presencial y virtual, por lo que la complejidad regresó. Miedo, fue el siguiente sentimiento, una vez que salir nuevamente de casa y retomar algunas actividades sería ahora el reto a cumplir.
El hecho de pensar que debemos salir nuevamente a la calle y retomar lo que venías haciendo, si causaba cierto temor, sin embargo, esto no duró mucho y cuando estuvimos en clases semipresenciales la adaptación fue bastante rápida y asumo que fue así porque alumnos y maestros teníamos la experiencia, a lo mejor no juntos, pero por su lado, de usar cubrebocas, lavarse las manos, mantener distancia, aunque siento, particularmente, que esa parte le cuesta más trabajo a los alumnos”.
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Rodríguez Tello dijo que aunque las dificultades se presentaron en cada etapa de adaptación, juntos, alumnos y maestros, lograron avanzar y generar una cultura de prevención para el regreso total a las aulas, pese a que la sana distancia sigue siendo el mayor reto entre las y los estudiantes.
Percibo que sí hay una cultura muy clara respecto al tema de lavado de manos, distancia y ha bajado un poco el miedo excesivo de limpiar superficies, ya quedó claro que sí y que no. Sin embargo, la sana distancia es lo más complicado para los estudiantes, hasta para nosotros”.
Aseveró que añora la normalidad: “daría lo que fuera por regresar a esa etapa”; pero, aunque la actualidad no es el mejor escenario, agradece que no sea el peor; similar al de miles de familias mexicanas.
Y es que, destacó, aunado a que ningún familiar se contagios del virus SARS-CoV-2, sus alumnos también lograron salir bien librados, de ahí que: “eso me permite pensar que las medidas sí funcionan, aunado a la vacunación en nuestro estado”, concluyó.