Opinión

Datos históricos para no olvidar: Miguel Hidalgo y Costilla

7 septiembre, 2022 12:46 pm
Gabriela Hernández Huerta

“Siendo contra los clamores de la naturaleza vender a los hombres,

quedan abolidas las leyes de la esclavitud”.

 

Miguel Hidalgo y Costilla

 

Con motivo del inicio de las fiestas patrias en nuestro país, me gustaría recordar en este mes a los personajes más representativos del movimiento independentista de 1810.

Y comienzo con Miguel Hidalgo y Costilla, quien dejó la Iglesia para llegar a ser el jefe máximo de un movimiento que buscaría la Independencia de México y así convertirse en el Padre de la Patria.

La madrugada del 16 de septiembre de 1810, el cura Don Miguel Hidalgo y Costilla convocó al pueblo de Dolores Hidalgo, a través del repique de las campanas de su iglesia, a levantarse en armas en contra del dominio de los españoles. Este periodo de nuestra historia es conocido por todos como la Guerra de Independencia.

Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte y Villaseñor, mejor conocido como Miguel Hidalgo y Costilla nació en la Hacienda de Corralejo, muy cerca de Pénjamo, Guanajuato, el 8 de mayo de 1753. Fue el segundo de cuatro hijos del matrimonio formado por Cristóbal Hidalgo y Costilla, administrador de Corralejo y Ana María Gallaga. A los 12 años se marchó a Valladolid (hoy Morelia) a estudiar con los jesuitas, pero al ser estos expulsados en 1767, ingresó al Colegio de San Nicolás.

En esa misma ciudad, Miguel Hidalgo estudió teología, filosofía y artes. Ahí sus compañeros lo apodaron “El Zorro” por su sagacidad y astucia. Además de latín, francés e italiano, aprendió el náhuatl, el otomí y el tarasco.

Hidalgo recibió el orden sacerdotal a los 25 años. A los 39 años fue nombrado rector del Colegio de San Nicolás y se dedicó al estudio de las teorías liberales que revolucionaron Europa. Por presiones de los altos jerarcas de la Iglesia fue removido de su cargo y enviado a los curatos de Colima, San Felipe Torres Mochas y Dolores.

El cura Miguel Hidalgo y Costilla instruyó y capacitó a los indígenas. Les enseñó apicultura, el cultivo de la vid y la crianza del gusano de seda. También estableció un taller de cerámica, una fábrica de ladrillos, y organizó una curtiduría de pieles y una orquesta.

Miguel Hidalgo poseía un carácter afable y generoso, por lo que fue muy popular entre la feligresía. Y gracias a lo anterior, fue invitado por Ignacio Allende a encabezar el movimiento de Independencia.

En 1809 se unió a una sociedad secreta formada en Valladolid, cuyo objetivo era reunir un congreso para gobernar la Nueva España en nombre del rey Fernando VII, preso de Napoleón y, en su caso, obtener la independencia del país.

Descubiertos los conjurados, la insurrección se trasladó a Querétaro reuniéndose Hidalgo con Allende. Y es así que el 16 de septiembre de 1810, llevando como estandarte a la Virgen de Guadalupe, lanzó el llamado Grito de Dolores mismo que inició la gesta independentista, y, acompañado de Allende, consiguió reunir un ejército formado por cuarenta mil personas. Tomaron Guanajuato y Guadalajara, sin embargo, a punto estuvo el movimiento de alcanzar y tomar la Ciudad de México, cuando un error táctico, comprensible en quien no era militar ni estratega, debilitó su posición y acabó con la derrota y ejecución del cura y sus lugartenientes.

El 11 de enero de 1811, Hidalgo fue derrotado cerca de Guadalajara por las fuerzas realistas. Escapó hacia el norte, sin embargo, fue capturado y condenado a muerte. El fusilamiento tuvo lugar en la mañana del 30 de julio de 1811 en Chihuahua. Las cabezas de Miguel Hidalgo, junto a la de Allende y a la de otros insurgentes, se exhibieron como escarmiento colocadas en jaulas en la alhóndiga de Granaditas de Guanajuato. Ahí permanecieron durante varios años. No obstante, aún le quedaban energías y caudillos al movimiento, avivado aún más por el ejemplo del cura Hidalgo.

Pese al fracaso, Miguel Hidalgo puso en marcha el proceso que conduciría a la independencia de México (1821), y, sobretodo, su figura destaca singularmente en la medida en que no hubo en su valiente lucha un afán de poder o una defensa de los privilegios de las élites criollas, sino un imperativo ético y un ideal de justicia social al servicio de sus conciudadanos. Por todo ello se le reconoció como primer insurgente y Padre de la Patria. En su honor, un estado de la República y la ciudad de Dolores, llevan su nombre.

Como último dato, la campana, conocida como la Campana de Dolores, una vez concluida la Guerra de Independencia, fue conservada como uno de los símbolos primordiales del comienzo de ese importante movimiento. Actualmente, esta campana puede admirarse en un nicho ubicado arriba del balcón central de Palacio Nacional, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.





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