Manzana
Irma Sanchez
¿Se acuerda usted cuando teníamos en Puebla, bueno en México solo 5 marcas automotriz para elegir un auto?
Hoy quien decide la compra de auto nuevo se enfrenta a un dilema para tomar la decisión, ante una oferta de 50 marcas, 50.
Claro la decisión va desde línea, precio, costo de mantenimiento, y aspectos particulares.
Los poblanos del siglo pasado tenían la opción entre Chrisler, Ford, Chevrolet-General Motors, y los económicos que ofrecían Datsun y VW.
La vida entonces era gozar, cantar y las nuevas generaciones aspiracioncitas, maestros, cajeras de bancos, con 300-800 pesos mensuales tenían la oportunidad de comprar un auto nuevo.
Los distribuidores movían un buen renglón de la economía, los concesionarios con esquemas directos de financiamiento sin necesidad de la intervención de un banco competían en el mercado, por la marca Ford: Carlos Rivera y los Hermanos Sánchez.
Por Chevrolet (GM) Juanito García Pineda, Jose Balderrama Hermilo Peregrina y Enrique Montoto.
Por Chrysler Leopoldo Haces Padre e Hijo y Reyes Huerta.
Por Datsun–Nissan Miguel Angel Rivera, Jesús Huerta.
Y por Volkswagen Rómulo OFarril y al ascentarse en los sesentas la planta en territorio poblano, se amplió la red de concesionarios surgieron el ingeniero Javier Murrieta, los hermanos Díez Fernández (Valentín y Fernando) Edgar Wenzel, Armenta, y cada vez más.
Juntos resolvían las necesidades de autos nuevos para empresarios, profesionales exitosos, ganaderos de estados aledaños Tlaxcala, Veracruz, Morelos y Oaxaca que en esa época estaba de 7 horas de distancia carretera.
De todos éstos, quién fue el pionero en el mercado automotriz?
Juan García Pineda con General Motors que comenzó con su escaparate en la avenida Reforma y cuando la ciudad creció hacia el poniente, reubicó su agencia hacia la 7 Poniente, abriendo el primer establecimiento comercial de la entonces naciente avenida Juárez.
Era la Puebla en la que no hacían falta los semáforos porque la cortesía obligaba a la regla elemental el famoso “uno por uno”
El total de las familias entonces tenían solo un auto.
No había horas pico.
El transporte colectivo lo ofrecía la Alianza de Camioneros, no había ni microbuses ni combis.
La contaminación era mínima.
Y muchos a pie hacían su rutina entre su domicilio particular, su centro laboral, su abasto y los centros educativos.
Fotografía de una etapa feliz de Puebla y los poblanos.