Opinión

Ciencia a tiempo

22 diciembre, 2023 8:02 pm
Eduardo Pineda

Desde muy pequeños nos educan pensando que la ciencia y los científicos son distantes, complicados de entender y un poco locos. En particular, las matemáticas y la química nos van pareciendo lo más difícil de comprender y se convierten poco a poco en las materias a vencer, las que estrujan el estómago antes, durante y después del examen y las que nos arrancan un suspiro de liberación una vez que las hemos “pasado” aunque sea de “panzazo”. Sin embargo, no tendría por qué ser así, pues las matemáticas, por ejemplo, son una disciplina absolutamente lógica, tan lógica como nuestros razonamientos, basta con pensar de manera natural para que nuestra mente coincida con los procesos matemáticos. Y, en la química sucede algo muy similar: buscamos el equilibrio, lo hacemos por lógica, se usa primordialmente el sentido común. Lo que ocurre en realidad es que desde la tierna infancia nos “vacunan” contra ese tipo de conocimiento, nos infunden miedo y rechazo, pero seguramente es porque a nuestras profesoras de primaria les pasó lo mismo cuando eran niñas. Se convierte así en una cadena transgeneracional que sepa Dios cuándo empezó.

Sin embargo, algunos vamos creciendo y omitimos esos “miedos” y rechazos por la ciencia y nos quedamos sólo con la admiración, crecemos y un buen día decidimos estudiar una carrera en ciencias y nos damos cuenta lo fácil y hermoso que resulta plantear preguntas, indagar las respuestas y darlas a conocer, generar conocimiento y, además, transmitirlo a nuevas generaciones de científicos. Pero, solo somos unos cuantos…

Pienso, por ejemplo, que si los científicos diéramos a conocer lo que hacemos y cómo lo hacemos, muchos niños y jóvenes podrían romper esa barrera que la educación básica les ha impuesto y tal vez se despierten más vocaciones científicas y los adultos que ya decidieron su vida laboral, al conocer el quehacer de los científicos, podrían valorar su trabajo y notar en qué se invierte parte del presupuesto que se destina a sus investigaciones. Para ser breve diría que es fundamental, para tener una sociedad educada, contar con los medios de información acerca de la labor de los científicos.

Por fortuna, en nuestro estado, la máxima casa de estudios, ha puesto el acento en la difusión del conocimiento científico a través de múltiples programas de divulgación. Uno de ellos, que además tiene un gran alcance, es el programa radiofónico “Ciencia a Tiempo” que se transmite por Radio BUAP en el 96.9 de frecuencia modulada y a través de la web en radiobuap.mx

“Ciencia a Tiempo” es un programa periodístico en donde los invitados son los protagonistas, forman parte del padrón de investigadores de la Universidad, o son estudiantes de posgrado, han realizado trabajos académicos de gran relevancia o han inventado un nuevo artefacto para solucionar algún problema, se plantean preguntas innovadoras, escudriñan los secretos de la naturaleza, del cuerpo humano, del conocimiento humanista, de la forma de enseñar y aprender o del universo tan lejano pero que cabe en el lente de un telescopio. Los invitados de Mónica Azcárate, la conductora de “Ciencia a tiempo”, inspiran a los escuchas al narrar lo que hacen en la BUAP y despiertan la conciencia y la curiosidad de quienes sintonizan la radio universitaria los martes por la mañana.

Moni, como le decimos de cariño a nuestra conductora, es la maga de la comunicación de la ciencia, es el canal por el que fluye la información y la traductora del lenguaje de los investigadores hacia los atentos oídos del público poblano. Lleva más de una década trabajando por el periodismo científico, lo mantiene vivo y nos regala sus frutos semana a semana para que siempre tengamos a la mano la ciencia a tiempo

Eduardo Pineda
eptribuna@gmail.com

*Fotografía cortesía de
Mónica Azcárate 2023





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