Opinión

El mundo es capitalista: 35 años de la caída del muro de Berlín

10 noviembre, 2024 10:32 am
Silvino Vergara

“La lucha ideológica a nivel mundial que

requería audacia, coraje, imaginación e

 idealismo, se verá reemplazada por el

cálculo económico, la interminable resolución

 de los problemas técnicos, la preocupación

 por el medio ambiente y la satisfacción de

las sofisticadas demandas consumistas.”

Francis Fukuyama

Este año de 2024, cumple 35 años la caída del muro de Berlín; 9 de noviembre de 1989, es una fecha de las más emblemáticas de los últimos tiempos de la historia en el mundo occidental, gracias a la caída del muro de Berlín es que, entre otras cosas, al siglo XX, se le denominó como: “el siglo corto”, ya que para los historiadores, inicio con la primera guerra mundial y terminó, desde luego simbólicamente, con la caída del muro de Berlín, esa denominación de “siglo corto”, se refiere a los sucesos que hicieron cambiar a la humanidad, sin embargo, habría que preguntarse: ¿Para donde nos llevaron esos cambios en la humanidad?

En un libro emblemático sobre estos sucesos, que se denominó: “El fin de la historia y el último hombre”, que incluso, ha sido muy criticado, del escritor politólogo norteamericano Francis Fukuyama, hace mención que, con los sucesos de la caída de muro de Berlín, la disolución de la URSS y de las formas de gobierno en los países de Europa Oriental, no hay más pensamiento y horizonte de la humanidad que los sistemas de derecha, es decir del capitalismo, sin embargo, no del capitalismo clásico, que se fue forjando después de la colonización del continente americano, sino de un capitalismo salvaje, que se ha denominado como: capitalismo de la vigilancia, capitalismo financiero, última fase del capitalismo, etc., es decir, que ya no existen más las posturas ideológicas, porque solamente sobrevivió esa.

Por ello es que, se hace mención en ese libro de Fukuyama, que dicho sea de paso, se editó por primera ocasión en el verano de 1989, es decir, previo a la caída del muro de Berlín, a la disolución de la URSS (26 de diciembre de 1991), la Guerra del Golfo (1990-1991), las Guerras Yugoslavas (1991-2002), el genocidio de Ruanda (1994), la crisis financiera del sureste asiático (1997), los atentados terroristas del 11 de Septiembre de 2001, la Guerra de Irak (2003), la Primavera Árabe (2010-2011), en ese libro, cita el autor: “Al final de la historia, no es necesario que todos los países se conviertan en sociedades liberales exitosas, basta simplemente con que pongan punto final a sus pretensiones ideológicas de representar formas diferentes y más elevadas de la sociedad humana.”

Así, nos podríamos preguntar: ¿qué sucede actualmente con las políticas públicas de las naciones?, pues se nos ha instruido que, las políticas publicas de derecha, son las que protegen derechos de libertad y las políticas públicas de izquierda, protegen derechos de igualdad, es decir, los denominados derechos sociales, entonces, no hay un sólo pensamiento, no hay solamente políticas públicas de derecha, esto pareciera que, con lo que está sucediendo en el mundo occidental no es así, es decir, pareciera que efectivamente, solamente hay políticas públicas de una segunda fase del capitalismo.

Y esto se refiere a que, en primer lugar, ya no hay los derechos de libertad para los ciudadanos que existieron, por ejemplo, en el siglo XIX, por el contrario la sociedad, los ciudadanos de a pie, gracias a la tecnología de la información se nos ha calificado de sospechosos de cualquier crimen o por lo menos infractores, cualquiera es peligroso para su sociedad, por ello vivimos sumamente vigilados, porque pudiera ser que, quien no robe, lave dinero, quien no secuestre, pudiera ser homicida o narcotraficante, por ello es que, este sistema no protege ningún derecho de libertad de los ciudadanos, estamos sumamente vigilados, asfixiados, gracias a la tecnología de la información de la cual ahora se ha puesto de moda la denominada: “inteligencia artificial”. En resumen, no hay derechos de libertad que se protejan por las naciones.

Por su parte, cualquiera pudiera decir que, lo que se ha incrementado en los países del mundo occidental, son los derechos sociales, es decir, se han otorgado a la sociedad, los derechos de salud, de educación, de alimentación, habitación, hasta llegar a las pensiones y sus diferentes modalidades, sin embargo, no obstante que se han otorgado, hay que considerar que estas concesiones a la población se multiplicaron una vez que terminó la segunda guerra mundial, y que era obvio que se implementarán, ya que las poblaciones destruidas, sin familias, sin posibilidades de subsistencia, la ausencia de estos derechos sociales provocaría una guerra civil, así, la mejor época de esos derechos fue la década de los cincuenta y mediados todavía de los sesenta del siglo pasado, hasta que se fueron reduciendo en los países del primer mundo.

En otras latitudes, como es el caso de las naciones latinoamericanas apenas se han ido implementando esos derechos sociales. Pero, habría que preguntarse: ¿Efectivamente son derechos de igualdad, derechos sociales?, ¿se trata de derechos otorgados a la población?

Muchos de los autores y pensadores de la actualidad Bauman, Hararari, Chomsky, Pigem, Zuboff, Ferrajoli, o bien, Mujica, Dussel y Galeano en América latina, sostienen que, esos derechos no van dirigidos a esas personas, al ciudadano de a pie, sino que en realidad, son derechos que se brindan para beneficiar a lo que procreó y degeneró el capitalismo, que son las grandes corporaciones, los grandes monopolios, duopolios, oligopolios, estas grandes empresas, requieren de personas saludables e instruidas con algún determinado conocimiento técnico y eso lo brindan las naciones, con los derechos a la educación, a la salud, a la alimentación, por eso es que, esto países, siempre se están peleando entre ellos en que se instalen las empresas en sus territorios, y la lucha es sobre qué país les da más facilidades a esas empresas en sus tierras, ya de las empresas medianas y micro que son nacionales, ni a quien les interese.

Pero eso no es todo, últimamente con la revolución de la tecnología de la información, se requiere de más consumidores que trabajadores, es decir, se necesita que los productos de las grandes empresas se consuman, por ello es que hoy los estados ya no se preocupan por fomentar el empleo, sino que se fomenta el consumo, con una gran cantidad de pensiones para crear consumidores artificiales, consumidores que acudan a las grandes corporaciones a consumir lo que estas producen, por eso es que, pareciera que después de 35 años, estamos viviendo en ese fin de la historia que se inició hace 35 años con la caída del muro de Berlín. (Web: parmenasradio.org)





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