Opinión

Conciencia plena

18 julio, 2025 8:01 pm
Eduardo Pineda

¿Alguna vez has practicado el enfoque unipuntual, la concentración, la conciencia plena y la presencia absoluta? Si es que si, te cuento que en las tradiciones dhármicas de oriente se piensa que ese es precisamente el entrenamiento mental que constituye el reconocimiento del sendero que conduce a aquel estado de la mente denominado en sánscrito “nirvana” y que en su traducción más popular encontramos como “iluminación”. Pero, cuál es ese estado de la mente y en qué se diferencia de los estados habituales.

Una de las formas de mostrar el significado de un concepto es a través de su antónimo o al menos su contraparte conceptual: de manera que, podemos aventurarnos a decir que los estados habituales de la mente son los estados aflictivos (ira, preocupación, ansiedad, celos, estrés, enojo, apego, aversión, etc.) y los estados de satisfacción o placer hedónico relativos, transitorios e impermanentes.

Así que el nirvana será aquel estado que no es aflictivo ni satisfactorio hedónico. El nirvana es un estado de felicidad permanente donde no existe la ignorancia, el apego y aversión en ninguna de sus formas. En palabras de las tradiciones espirituales de India, Tibet y oras regiones de oriente, el nirvana es el estado de la mente al que podemos acceder al escapar del “Samsara”.

¿Qué es entonces el Samsara?

Es la aparente realidad en la que vivimos y que nos ofrece sufrimiento (estados aflictivos expuestos más arriba) o bien satisfacciones relativas y temporales que al final causarán de nuevo estados aflictivos por estar fundamentadas en el deseo, el apego y la aversión y porque les hemos atribuido características que en realidad de no poseen.

Para intentar ser un poco más claro, te comparto la descripción del “Tiryag-yoni”, un lugar o estado de la mente que conforma uno de los seis lugares del Samsara y que seguramente me ayudará a darme a entender mejor:

En Tiryag-yoni habitan los nacidos mirando hacia el suelo, con la cabeza inclinada y el espíritu domado por la costumbre. No es una prisión si nadie intenta escapar, no hay cadenas si todos caminan en círculos por voluntad propia, este lugar está hecho de rutinas, de obediencia, de miedo al cambio, aquí gobierna el instinto, la necesidad reemplaza al deseo y la supervivencia se convierte en propósito, repiten lo aprendido, imitan sin entender, siguen órdenes sin saber quien las da. Se sienten inmerecedores de la abundancia. Aquí el cuerpo manda y la sabiduría no llega con la edad, este es el lugar donde el alma se adormece, donde el alimento llena el estómago, pero no la mente.

Sin embargo, no todo es sombra, este es el lugar también de los nobles, lo que luchan, los que madrugan para no fallar, las madres que hacen pan con las manos rotas, los abuelos que no supieron descansar, los padres que aprendieron a amar trabajando, los niños y jóvenes que sueñan con volar, aunque nadie les enseñó a usar las alas.

Este es el lugar de los olvidados, pero también de los que sostienen el mundo sin saberlo, tienen fuego en el pecho, un impulso por cambiar las cosas, pero su visión está entrenada para mirar sólo por un orificio en la pared. Están en una vida que nunca se cuestionó y ese ciclo pasa de generación en generación como una herencia sin nombre, y aun así intentan ayudar porque conocen el hambre y no quieren que otros la vivan.

Tiryag-yoni no es un castigo, es un espejo, es una verdad horizontal que ofrece una oportunidad para mirar hacia el cielo en busca de despertar, es un sitio donde el ciclo de sufrimiento e ignorancia del Samsara puede terminar si el hombre aprende a reconocer su naturaleza y recordar por fin quien ES₋ Fin de la cita.

Como lo señalamos al principio, la práctica de la conciencia plena es el camino que conduce a la liberación del Samsara, y la meditación es la forma más accesible de practicar dicho estado de conciencia, además, por supuesto, del noble camino óctuple que se deriva de conocer las cuatro nobles verdades, de lo cual podremos hablar en alguna otra entrega.

Daniel León, conocido como Dany Dharma, es guía de meditación, es un ser humano ocupado en compartir con otros su experiencia en la práctica de la paz interior y la mente en calma. En esta conversación nos ofrece su acompañamiento y nos ilustra al respecto.

Eduardo Pineda

eptribuna@gmail.com





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