
¿De verdad las manifestaciones son en contra de la “gentrificación”?
Silvino Vergara

“Los extraños tienden a causar
inquietud precisamente por el hecho
mismo de ser <<extraños>>,
es decir aterradoramente impredecibles,
a diferencia de las personas con las que
Interactuamos a diario y de quienes
creemos saber qué esperar;
pensamos entonces que la afluencia masiva
de tales extraños tal vez haya destruido
cosas que nos son muy preciadas.”
Zygmunt Bauman
El extraordinario escrito uruguayo Eduardo Galeano, sostenía en alguno de sus múltiples libros sobre la narrativa de la vida latinoamericana de las décadas de los ochenta del siglo XX, que en los países invadidos por el ejercito norteamericano, en esas aventuras militares por Nicaragua, El Salvador, Panamá, Granada, Guatemala, era muy común, la existencia de pintas en las calles de las ciudades, que sostenían: “Gringo: go home”, y más abajo se complementaba el texto de esa pinta, con la siguiente leyenda: “pero llévame contigo”.
Esta puede ser la mejor descripción de lo que está sucediendo con esas manifestaciones absurdas respecto a la famosa: “gentrificación” en la ciudad de México, que esperemos que no se propague por otras ciudades, que los promotores de esas marchas no cuenten con recursos suficientes para hacerlo en el interior de nuestra nación.
Esas manifestaciones, organizadas para manchar y destruir locales comerciales en sábados o domingos por la tarde, son verdaderamente absurdas, es la mejor descripción del nivel con que contamos de exigencia a nuestras instituciones gubernamentales, tantas cosas que hay que exigir a nuestros gobiernos, que reducirlo a esta lucha contra la instalación de extranjeros de clase media alta o alta en la ciudad de México particularmente, es lo más absurdo que se puede exigir en una marcha, raya en el ridículo o en algo maquinado, armado de forma artificial.
Es una comparación tan baja, como exigir, en una manifestación, también en sábado o domingo por la tarde, que se aplique el destierro al famoso “Chicharito” Hernández por sus convicciones nada ortodoxas, producto del nivel educativo del futbolista en nuestra pobre, desprestigiada y deteriorada liga de fútbol.
No hay más que considerar que estas marchas tienen otros propósitos, nada que ver con esa lucha contra la instalación de familias extranjeras norteamericanas en diversas colonias de la ciudad de México, pues de ser así ¿por qué no hay esas mismas manifestaciones en Puerto Vallarta, en Baja California, en la península de Yucatán?, por eso es que estas manifestaciones encierran algo más que la simple inconformidad del aumento del valor de los inmuebles en esas colonias o el precio de los productos que se venden en esas zonas.
La mejor muestra de que esas marchas son más artificiales que las películas de ficción, que muchos de los que marchan no son habitantes de esas colonias, ni las conocen, nunca han habitado en ellas, además, si tuvimos la oportunidad de ver los atuendos con los que marchan en esas manifestaciones, si bien, no portan prendas originales, la gran mayoría lleva prendas de marcas norteamericanas o del mundo de la moda actual, acuden con celulares, utensilios para ellos, provenientes, ni mas ni menos, que de tecnología norteamericana, y que decir de los zapatos y demás equipamiento para una manifestación con la moda norteamericana, en contra de la denominada: “gentrificación”.
Si de verdad se tratará de manifestaciones con buenas intenciones, desde luego que, no estarían destruyendo, por ejemplo, las instalaciones de la máxima casa de estudios; la UNAM, las estaciones del metrobús, o incluso, si presumieran un poco de sentido común o de cultura, pues no destruirían una librería, como sucedió en la ultima marcha en domingo, desconocen lo que potencialmente significa una tienda de libros, las instalaciones de una universidad, máxime a la que rompieron vidrios y demás daños causados, como si con esas medidas se pudiera resolver el problema del cual, no saben, porque están marchando, ni cuales son las exigencias, menos aun, cual es la solución.
Destruir negocios, restaurantes, tiendas, cafeterías, no lleva a nada bueno, porque la mayoría son propias de mexicanos, incluso, hasta las que corresponden a franquicias norteamericanas, atrás de ellas están muchos mexicanos, tan iguales de derechos, como los que marchan en esas manifestaciones, que son afectados por esas medidas, más ahora que hay pocos empleos disponibles, ponen en riesgo los empleos actuales para mexicanos, la actividad económica con que se cuenta, las inversiones de mexicanos en esos negocios dañados, etc.
Lo cierto es que, estas manifestaciones no llevan a ningún lado, son desviaciones absurdas que no dimensionan lo que están haciendo, lo que si es una realidad es que, si se les cuestiona a cualquiera de estos manifestantes y pudieran expresarse adecuadamente, dirían exactamente lo que Eduardo Galeano describe en sus textos: “Gringo; go home…. Pero, llévame contigo”. (Web: parmenasradio.org)