
MOTTAINAI: El valor de no desperdiciar
Alejandro Kasuga
La sabiduría de una palabra japonesa
En Japón existe una palabra que encierra toda una filosofía de vida: Mottainai (もったいない).
Aunque se traduce comúnmente como “qué desperdicio”, su sentido profundo va mucho más allá.
“Mottainai” expresa respeto y gratitud por todo lo que tenemos, e invita a reflexionar sobre el valor de las cosas, del tiempo y de las oportunidades.
Cuando un japonés dice “mottainai”, no solo lamenta que algo se haya desperdiciado. Está reconociendo que ese objeto, ese alimento o ese momento tenía un propósito, un valor intrínseco que no supimos aprovechar. En otras palabras, no se desperdicia solo una cosa: se desperdicia su energía, su historia y el esfuerzo humano que la hizo posible.
Un principio ecológico y espiritual
El concepto de mottainai no es solo ambiental, sino también espiritual. Surge de la idea de que todo lo existente tiene alma y merece respeto: el agua, los alimentos, el tiempo, la naturaleza y el trabajo de las personas.
En Japón, los niños aprenden desde pequeños a practicarlo. Antes de comer, dicen “Itadakimasu”, una expresión de gratitud hacia quienes cultivaron, prepararon y sirvieron la comida. Después de comer, dicen “Gochisousama deshita”, agradeciendo haber recibido algo valioso. Ambas expresiones reflejan la esencia del mottainai: agradecer antes y después, para no olvidar el valor de lo cotidiano.
Esa gratitud consciente es lo que los lleva a cuidar su entorno, a no desperdiciar agua, energía o alimentos, y a limpiar sus propios espacios con orgullo y respeto.
El desperdicio invisible en nuestra vida
Si reflexionamos un momento, en México también desperdiciamos muchas cosas —no solo materiales—: desperdiciamos alimentos por falta de planeación, recursos naturales por descuido, tiempo por falta de organización, y hasta oportunidades de crecimiento por miedo o apatía.
Cada día se desperdician toneladas de comida en los hogares y restaurantes; se dejan luces encendidas sin necesidad; se imprimen documentos que nadie leerá; se tiran envases que podrían reutilizarse. Pero hay un desperdicio aún más grave: el del talento y el del tiempo humano.
¿Cuántas veces dejamos pasar la oportunidad de aprender algo nuevo, de escuchar a alguien, o de hacer el bien por simple indiferencia? Cada vez que eso ocurre, también podríamos decir: “Mottainai”.
Rescatar el valor de lo que tenemos
Practicar el mottainai en México no requiere grandes cambios, sino pequeños actos diarios de conciencia. Por ejemplo:
- Planear las compras para evitar tirar comida
- Reutilizar lo que aún puede servir
- Cuidar el agua y la energía como si fueran tesoros limitados
- Valorar el tiempo de los demás y el propio
- Agradecer antes de criticar o exigir
Si cada persona hiciera un pequeño cambio con esta mentalidad, podríamos transformar nuestras comunidades. La limpieza de una calle, el orden en un aula o el respeto a un horario son formas sencillas pero poderosas de expresar gratitud por lo que tenemos.
El mottainai no busca solo evitar el desperdicio físico; busca cultivar un corazón agradecido. Y ese cambio interior es el que genera comunidades más conscientes, más limpias y más humanas.
El puente con nuestra cultura mexicana
Aunque la palabra sea japonesa, la idea detrás de mottainai no nos es ajena. Nuestros abuelos mexicanos nos enseñaron lo mismo con otras palabras:
“No lo tires, todavía sirve.”
“Cuida el agua, que no cae del cielo todos los días.”
“Aprovecha el tiempo, que no regresa.”
En esencia, nuestros mayores también practicaban el mottainai, pero desde la sabiduría popular. Hoy, en una sociedad de consumo rápido, donde todo parece reemplazable, necesitamos volver a valorar lo que ya tenemos. No se trata de nostalgia, sino de conciencia.
Una invitación a vivir con gratitud
Adoptar el mottainai como valor cotidiano no solo ayudaría a cuidar los recursos del planeta, sino también a reconectarnos con lo esencial: la gratitud, el respeto y la humildad.
Cada vez que desperdiciamos algo, pensemos:
¿Cuántas manos trabajaron para que esto llegara a mí?
¿Cuántos recursos naturales se utilizaron?
¿Qué podría hacer yo para aprovecharlo mejor?
Si cada persona, familia y empresa en México hiciera ese pequeño ejercicio de reflexión, el impacto sería enorme.
Porque mottainai no es solo una palabra… es una forma de vivir con respeto hacia el mundo, hacia los demás y hacia uno mismo.
Conclusión
Practicar mottainai es reconocer que la abundancia no está en tener más, sino en valorar lo que ya tenemos. Y cuando aprendemos a hacerlo, dejamos de ser consumidores y nos convertimos en guardianes de la vida y del entorno.
El futuro sostenible que queremos para México no empieza en una gran política pública, sino en algo tan simple como una palabra japonesa… y en una decisión personal: dejar de desperdiciar y empezar a agradecer.
Por Alejandro Kasuga
Consultor en cultura organizacional y fundador de la Organización Impulsora de Valores (OIV)




