Acompañamiento canino, una opción para superar secuelas de violencia de género

23 marzo, 2021 11:24 pm


Redacción.- La compañía de un perro adiestrado puede ser de gran ayuda en la rehabilitación —psicológica y anímica— de mujeres víctimas de violencia de género, plantea el proyecto Escan, el cual es dirigido por una asociación civil española con el mismo nombre.

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El objetivo de esta iniciativa es que las mujeres que han sufrido maltratos tomen el control de su vida y no cedan ante la fobia a los lugares públicos, provocada por la latente idea de encontrar en las calles a su agresor.

Pero contrario a lo que se puede pensar, el papel del can no es únicamente acompañar a una mujer en el exterior para repeler una posible agresión o acercamiento del victimario; se busca que a través del vínculo emocional generado entre ambas partes, la mujer pueda recuperar la confianza y retomar sus actividades cotidianas.

Con el proyecto Escan se intenta que el perro se convierta, desde un propósito terapéutico, en un apoyo emocional. “Tener a su lado a un perro adiestrado siguiendo patrones como los promovidos por este proyecto les ayuda a empoderarse y sentirse seguras”, manifiesta Pilar Mustieles, funcionaria española que ha apoyado la iniciativa.

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El coordinador del proyecto, Enrique Cruz, explica que la novedad con respecto a otras iniciativas similares implementadas en España —como el proyecto Pepo— es que en Escan los perros no son adiestrados para proteger a las mujeres sino para acompañarlas en su día a día. El acompañamiento canino, dice, les permite volver a afrontar situaciones cotidianas con cierta normalidad.

Los perros les ayudan a recuperar la sensación de seguridad, a enfrentarse al miedo. El perro se integra en la familia y ese vínculo es fundamental para el proceso terapéutico. A partir de ahí, los psicólogos pueden trabajar con ellas otros aspectos de su recuperación anímica y social”, señala Cruz.

Tras la selección de beneficiarias —mujeres declaradas institucionalmente como víctimas de violencia de género—, comienza la fase de atención psicológica, en la que se trabajan cuestiones como el autoestima, los miedos, la comunicación o los roles de género.

Luego de esas primeras sesiones, se inicia el contacto entre la mujer y el perro para generar el vínculo, el cual se consigue mediante el juego y el adiestramiento, que dura aproximadamente tres meses. El can es adiestrado para obedecer órdenes verbales exclusivamente de la mujer, quien paralelamente es formada para aprender de manera autónoma a adiestrarlo.

Alba Jiménez, adiestradora integrante de la Asociación Escan, puntualiza que los perros siempre son adoptados y que se asignan según las características y necesidades de las usuarias.

Por otro lado, Jimenez agrega que “los perros no son agresivos, son terapéuticos. No son adiestrados en defensa o en ataque, solo actúan como defensa ante amenazas inminentes motivados por el vínculo con las usuarias. El principal valor es la prevención de la agresión”.





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