Entrevista especial a Lorenzo Meyer de El Colegio de México
EDuardo Puneda
En un recorrido por la historia reciente de nuestro país, y a propósito del día del historiador que celebramos ayer 12 de septiembre, presentamos esta entrevista que amablemente me concedió el politólogo e historiador mexicano Lorenzo Meyer. De acuerdo con la semblanza que escribe en su sitio digital, él, es egresado de El Colegio de México, donde obtuvo una licenciatura y un doctorado en relaciones internacionales; posteriormente realizó estudios de posdoctorado en ciencia política en la Universidad de Chicago.
Es un analista del sistema político mexicano que ha centrado su reflexión en las formas autoritarias del poder y en los procesos de democratización. Desde hace treinta y ocho años incursionó como editorialista en Notimex, Excelsior, Reforma y actualmente en El Universal y una quincena de periódicos estatales. En este campo ha recibido el Premio Nacional de Periodismo y ha publicado varios libros que recogen su labor editorial. De 1970 a 2012, fue profesor e investigador del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México. Fue profesor en la Facultad de Filosofía y Letras y de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM hasta 2019. Actualmente, es profesor emérito del Colegio de México y miembro emérito del Sistema Nacional de Investigadores del aún CONAHCyT.
Por su larga trayectoria como profesor universitario ha recibido varias distinciones, entre las que destaca el Premio de la Investigación Científica que otorga la Academia Mexicana de la Ciencia y el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2011 en el campo de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía.
No cabe duda de que El Dr. Meyer es una autoridad y líder de opinión calificado para escudriñar en la realidad política de nuestro país, develar los mitos que esconde aquello que se dice de la historia de México y subrayar el imperativo que nos exige informarnos para opinar, reflexionar antes de actuar y conversar por sobre todas las cosas. Lorenzo es un gran conversador y demuestra, a través de su palabra, que es únicamente mediante el mecanismo del diálogo que se puede aproximar a una conclusión que debe ser sometida a debate, construyendo así un apilado de opiniones en donde el historiador navegará pasado el tiempo. De esta forma, podemos comprender, tras escuchar a nuestro interlocutor del día de hoy, que el historiador pone en la mesa aquello que sus predecesores utilizarán como materia de estudio y como cimientos de la reconstrucción paulatina de los hechos para contarlos, después, a las generaciones que vienen.
“La historia no juzga nada, los historiadores sí” ―afirma Lorenzo Meyer. Los acontecimientos son lo que son y toca a los intelectuales su interpretación y la transmisión de la misma. Y es ahí donde encontramos la enorme responsabilidad de los estudiosos y la necesidad de que sean imparciales, siempre; plurales, también, y ante todo, objetivos. Sin embargo, la escritura de la historia está permeada, casi en todos los casos, por los vencedores y en pocas ocasiones por los vencidos, la imparcialidad es muy complicada. Incluso, como lo dice él, los vencedores y los vencidos se intercambian de papel, se mudan de bando. La oposición se declara vencida y el partido en el poder vencedor, y al sexenio siguiente puede que esos roles sean al revés.
De manera que, gracias a esta conversación, podemos descubrir una forma, tal vez diferente, de ver la historia oficial, la historia real y los hechos desprovistos de narración, aunque, esta última opción será sin duda la más improbable.
Eduardo Pineda
eptribuna@gmail.com