Imposible predecir una erupción, señala Ana Lillian Martín, vulcanóloga
Pilar Bravo
El volcán Popocatépetl al igual que los sismos, no tienen hora, ni día, ni año para tener una erupción, aunque en los últimos 29 años, ha tenido al menos 10 eventos de relevancia, no se puede diagnosticar con precisión si un día alcanzará una erupción mayor.
Así lo advirtió la investigadora de la UNAM, Ana Lilian Martín del Pozzo, que es miembro del Comité Científico del Centro Nacional de Desastres, que ofreció una conferencia en el CUPRED de la BUAP, donde hablo de la evolución que han ocurrido desde 1994.
Reveló que nadie puede predecir con exactitud, si el volcán llega a tener una erupción mayor con salida de lava; a lo largo de estos años, se ha estudiado los materiales que lanza cuando se rompe el domo y que ha emitido enormes fumarolas de 3 o hasta 4 kilómetros de altura.
A pesar de esos acontecimientos, unos más intensos que otros, con tremores y microsismos, no ha sufrido deformaciones en el cono, dijo la investigadora.
Cuando ha tenido episodios grandes sufre ligeros cambios en las orillas del cráter, pero al paso de tiempo se recompone.
Pero después de los años de 1997 y del 2001, que tuvo erupciones de cierta consideración, los vulcanólogos han advertido el riesgo que representan los lahares que son los flujos de sedimento y agua que se moviliza desde las laderas de volcanes, en el caso del Popocatépetl se han conducido a través de las barrancas y por esas corrientes pueden arrasar asentamientos humanos, no es lava, pero sí materiales calientes.
La investigadora, señala que en 29 años el Popocatépetl, es el volcán más estudiado por su magnitud y actividad; los integrantes del Comité Científico sesionan casi todos los días para analizar la actividad y de esta forma observar si baja la intensidad con la ruptura de los domos menores y determinar si vuelve a otro período de reposo.
¿Qué ha cambiado desde 1994?
La investigadora Ana Lilian Martín del Pozzo, es vulcanóloga del Instituto de Geofísica de la UNAM y fue de la única científica que en 1994 llegó a la cima del Popocatépetl para analizar los materiales que había lanzado el volcán la noche del 22 de diciembre y desde entonces ha analizado, cenizas, piedras, agua, arena y rocas que lanza don Goyo.
Sin duda hay una nueva generación de habitantes en las comunidades cercanas al volcán, los padres y abuelos han vivido ya al menos en dos ocasiones, la evacuación.
Además, en opinión de la investigadora de CUPREDER Alejandra López García, señala que ha crecido el número de habitantes en esas poblaciones, donde no hay planes de desarrollo y las construcciones se han multiplicado, a pesar de que saben que están en zona de riesgo.