La contaminación acústica y sus consecuencias
Redacción.- El ruido no es solo una parte más de un lugar, es un elemento nocivo que puede provocar daños físicos y psicológicos en personas y animales. De hecho, un informe de la la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) revela que la contaminación acústica es casi tan peligrosa como la contaminación atmosférica.
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A pesar de las consecuencias, el exceso de ruido, conocido como contaminación acústica o auditiva, en lugar de reducirse se ha incrementado en todo el mundo.
No es un tema menor, la contaminación acústica es un tema de salud pública. Sin embargo, aunque es un problema, lejos de atenderse, se siguen teniendo nuevas fuentes de contaminación auditiva”, señaló en un evento la especialista en entornos acústicos saturados y coordinadora de investigación de la Universidad Iberoamericana, Jimena de Gortari.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera al ruido, por sus efectos nocivos en la salud y el medio ambiente, como una de las principales fuentes de contaminación de las grandes ciudades del mundo.
Según el organismo, las personas comienzan a ser perjudicadas por el ruido cuando están expuestas por tiempos prolongados a sonidos superiores a los 65 decibeles. Entre estos sonidos hay varios que se perciben comúnmente y a los cuales la población se expone o debe exponerse sin la menor precaución: el motor de una aspiradora o de una lavadora, una alarma o el tráfico de autos.
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Entre las afectaciones a la salud que provoca la contaminación acústica se encuentran las enfermedades cardiovasculares y metabólicas, las alteraciones en el desarrollo cognitivo de los niños, los trastornos en el sueño y los impactos a nivel psicológico.
En México no hay información acerca de a cuántas personas afecta este tipo de contaminación; sin embargo, datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) indican que entre las enfermedades laborales más frecuentes se ubican la hipoacusia o sordera.
Jimena de Gortari explicó que para que este fenómeno disminuya, la ciudadanía debe ser consciente del daño que provoca; aunque enfatizó que es algo difícil en primera instancia porque, a diferencia del aire, el ruido es algo que no se ve.
Es algo que no aparece en la agenda pública porque no se percibe y la respuesta es habituarse al ruido, pero es grave porque quizá te acostumbres, pero la afectación a la salud sigue”.