La seguridad no importa a los municipios
Leonardo Torixa Cervantes
Pese a que en tiempos de campañas políticas todos, y lo digo con conocimiento de causa, los actuales alcaldes prometieron implementar acciones para mejorar la seguridad en sus demarcaciones, lo cierto es que eso no ha pasado y la mayoría de los municipios poblanos continúan sufriendo graves problemas de inseguridad.
Para muestra uno de varios botones que existen en la entidad; en horas recientes Tecali de Herrera, ese municipio tranquilo con vocación artesanal y comercial, estuvo en el ojo del huracán debido al pésimo actuar de sus policías municipales que terminaron ocasionando una protesta ciudadana que terminó vandalizando las patrullas de la localidad.
Y es que para la mayoría de los presidentes municipales, apostarle a la seguridad es comprar algunas patrullas o motos, para incrementar la presencia de sus elementos por las calles de sus demarcaciones y que estos por lo menos se ven imponentes, dicen los ediles “es que para ser, hay que parecer” -así lo he escuchado-.
Sin embargo, es bien sabido que un buen sistema de seguridad no solo debe contar con unidades, armas, chalecos o uniformes para combatir los delitos, para que este sea eficiente, primero debe tener un buen sistema de reclutamiento, que garantice la contratación de elementos con carrera policial, sanos física y mentalmente, cuerdos, que no sean o hayan sido consumidores de drogas, pero sobre todo con vocación de servicio.
Entiendo que todos se enfocan a que el personal apruebe los dichosos exámenes de control y confianza, sin embargo, estos, por increíble que parezca, ya no son confiables, de ahí la importancia de garantizar que los gendarmes pasen por un minucioso esquema de capacitación con instructores de larga y probada trayectoria policial, pero que creen, todo eso cuesta, y ahí es donde la puerca torció el rabo.
Pese a que el Gobierno del Estado ha recomendado a todas las administraciones municipales que al menos inviertan el 20% de su presupuesto total anual en materia de seguridad, eso no sucede, hay Ayuntamientos que solo destinan el dos por ciento o menos y se tiran en la hamaca a esperar que lleguen los apoyos estatales o federales, pero eso sí, cuando tiene que enfrentar una crisis, con hechos trágicos, sienten que ya cumplieron cuando salen con sus videos por redes sociales con caras largas de arrepentimiento tratando de dar una explicación, se disculpan y dicen que el estado ya está investigando, simplemente se lavan las manos.
Sin mencionar a la capital poblana, que es punto y aparte debido al millonario presupuesto que ejerce, en Puebla hay dos ejemplos que me gustaría mencionar.
El primero es Amozoc, que aunque no lo crean, anualmente invierte el 16% de su presupuesto anual en seguridad, seguro usted se pregunta, y entonces qué pasa, la situación que es uno de los puntos más conflictivos de la zona conurbada porque sus elementos tienen serios señalamientos de corrupción, entonces tienen equipo, patrullas, motos, etc, pero ya dió en el clavo, están mal capacitados y en muchas ocasiones prefieren convertirse en extorsionadores profesionales.
Finalmente, les revelo que el municipio probablemente más seguro de Puebla sea Venustiano Carranza, claro aquel enclavado en la Sierra Norte de Puebla, en los límites con Poza Rica, Veracruz, pero que no solo ha invertido el presupuesto adecuado, sino que le han apostado a la capacitación y ahora trabajan de manera coordinada con los otros niveles de gobierno, estatal y federal.
En Venustiano Carranza, con el apoyo del estado, en su momento del titular de la secretaría de Gobernación, Julio Huerta, el presidente logró que un destacamento de la Secretaría de Marina Armada de México (SEMAR) llegará a instalarse a esa localidad y santo remedio, se coordinó con las Fuerzas Federales y al menos en ese tramo, se acabó el asalto al transporte de carga, el robo de combustible, los levantones e incluso las extorsiones a los ganaderos de la región.
